Aquel 13 de diciembre de 1997, hace casi 30 años, Guadalajara despertó con un amanecer que los tapatíos no habían de olvidar nunca.Guadalajara no es una ciudad recordada por sus inviernos célebres. Geográficamente, no se encuentra siquiera en un territorio propicio para las grandes heladas. Pero aquel día de finales de los 90, un frío inusual se apoderó de la urbe antes del amanecer, un frío que paralizó a todos mientras dormían en la madrugada, y los habitantes salieron a las calles para ver a la ciudad de todos los días trastocada para siempre con algo que ni siquiera creían que era posible que pudiese ocurrir aquí: estaba nevando. En las calles de Guadalajara reinó un desconcierto feliz que se sobrepuso a la incertidumbre. Las avenidas, los barrios y las colonias de todos los días muy pronto se vieron invadidas por un manto de blancura, que se desbordó en todos los límites de la mañana. La nieve caía sobre las torres de la Catedral, sobre el jardín del Santuario, entre los camellones de Chapultepec, en los portales de Tlaquepaque.Nieve sobre Hidalgo y López Mateos; nieve sobre el Periférico y la carretera a Chapala, nieve en los huizaches de la Barranca de Huentitán; nieve cubriendo de escarcha las antenas recónditas del Cerro del Cuatro. Nevaba sobre los patos desconcertados del parque Alcalde, caía la nieve entre los pinos de los Colomos, nevaba sobre las cabezas de los niños en sus batallas temibles con bolas de nieve, en sus muñecos sonrientes que pasado el mediodía no serían más que un recuerdo derretido sobre la banqueta.Los trabajadores matutinos, abrigados hasta las cejas, aguardaban los camiones bajo aquella llovizna de plumas desprendidas que caían del cielo. Los estudiantes de las siete se sentían perdidos en esta Guadalajara desconocida, deslumbrante, que en el invierno efímero de su nevada fue más bella que nunca. Por un breve periodo de tiempo que para muchos fue eterno, Guadalajara fue otra. La nevada de 1997 en Guadalajara se debió a una serie de casualidades inauditas. A cientos de kilómetros de distancia de Jalisco, en la inmensidad del Pacífico, el fenómeno de El Niño calentaba las temperaturas del mar a un nivel inusual. El Niño es un fenómeno meteorológico errático, que cuando aparece ocasiona estragos múltiples en torno al Sur ecuatorial, y que fue especialmente intenso aquel invierno de 1997.Aquel desorden lejano conjugó las condiciones para que en Guadalajara la humedad del Pacífico se mezclara a su vez con temperaturas históricas menores a los 0 °C, y durante la madrugada comenzaron a formarse en el cielo las nubes que al amanecer del día siguiente harían caer sobre la ciudad el regalo de la nieve. Ángel Meulenert Peña, investigador del Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara, declaró en su momento que “la famosa nevada del 13 de diciembre de 1997 no es un caso que ocurre con mucha frecuencia, es muy difícil que se combinen todos los elementos que hagan posible que ocurra una nevada, es sumamente difícil”.De acuerdo con EL INFORMADOR, en su edición del 15 de diciembre de 1997, el saldo de la nevada "también fue blanco, no se registraron accidentes, solo algunas breves interrupciones en los semáforos. A pesar del intenso frío, los tapatíos, que nunca habían asistido a un hecho de tal naturaleza en Guadalajara, no resistieron la tentación de salir a las calles para palpar este fenómeno, e incluso se concentraron grupos de personas en las zonas más altas de la ciudad y superficies llanas donde el espectáculo -que duró más de tres horas, a partir de las 7 de la mañana- se podía disfrutar de manera más amplia. En la Plaza de la Liberación, en pleno centro de la ciudad, muchas personas se reunieron, a pesar del frío". De acuerdo con los registros del Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara (IAM), la última vez que nevó en Guadalajara fue el 8 de febrero de 1881, aunque también existe notificación de una nevada en 1957, que no obstante, no está confirmada.La nieve de aquel 13 de diciembre cayó sobre toda la ZMG, principalmente en el sur de Zapopan, donde el IAM registró una capa de nieve de hasta 3.5 centímetros, con temperaturas que oscilaban entre los 2 y 3 grados, aunque en la zona del aeropuerto se registraron temperaturas bajo cero. FS