Viernes, 22 de Noviembre 2024

En Yasuní se ganó una batalla, pero falta ayuda para ganar la guerra

El pueblo de Ecuador ha detenido el desarrollo de nuevos pozos petroleros y minas de oro en la región, mas la atención global se ha calmado y las grandes petroleras y auríferas han vuelto a la mesa de planeación

Por: Ryan Patrick Killackey*

La Biosfera Yasuní es suprema en lo que respecta a la biodiversidad. CORTESÍA/M. Ruiz

La Biosfera Yasuní es suprema en lo que respecta a la biodiversidad. CORTESÍA/M. Ruiz

En agosto pasado, el pueblo de Ecuador acudió a las urnas para emitir su voto en dos referendos que ahora representan victorias históricas en la lucha local para proteger dos de las regiones biodiversas del planeta. 

Con la ayuda de grupos de acción comunitaria y organizaciones internacionales sin fines de lucro -así como de celebridades defensores de la conservación como Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo-, los ecuatorianos salieron en masa para desafiar a los poderosos intereses especiales y compañías multinacionales de energía, y poner fin a la ampliación de las operaciones de explotación de recursos en el Chocó Andino y el Parque Nacional Yasuní en la Amazonía. 

Pero ahora que el pueblo de Ecuador ha detenido el desarrollo de nuevos pozos petroleros y minas de oro en la región, la atención global se ha calmado y las grandes petroleras y auríferas han vuelto a la mesa de planeación para determinar un nuevo curso de acción. Esto plantea la pregunta: ¿cuánto tiempo puede durar este alto el fuego sobre los recursos de Ecuador? 

Mucho antes de que las estrellas de cine y las ONG globales se unieran, trabajé apasionadamente durante casi una década en un documental que es mi carta de amor personal a Ecuador. Producida y financiada de forma independiente, mi película Yasuni Man (2016) narra la lucha desesperada entre los conservacionistas y los intereses petroleros, mientras el pueblo indígena Waorani que vive en el corazón del Amazonas luchaba por preservar su forma de vida contra la modernidad invasora. 

En enero de 2005, tuve la suerte de poder ver la selva amazónica por primera vez. Encaramado desde lo alto de una torre de árboles en el este de Ecuador, podía ver a más de cien millas de la vasta porción intacta del Amazonas que se extendía a lo lejos, donde convergen Ecuador, Colombia, Perú y Brasil.

No me tomó mucho tiempo reconocer cuán especial era esta tierra tanto para sus tribus indígenas (los Waorani, Cofan, Secoya, Shuar, Ashuar  y Kichwa,  por nombrar algunos) como para los animales que la habitan. En la escala de medida más pequeña, 1 hectárea (2.5 acres), la Biosfera Yasuní es suprema en lo que respecta a la biodiversidad. Ningún otro lugar terrestre del planeta rivaliza con Yasuní en cuanto al número de especies que pueden coexistir en un espacio tan pequeño. 

Durante décadas, desde que se descubrieron vastas reservas de petróleo, se hizo creer al pueblo de Ecuador que el petróleo resolvería los problemas económicos y traería prosperidad. Pero tuvo un costo y, en realidad, llevaría a Ecuador a una enorme deuda con Estados Unidos, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. 

Aprendí el verdadero costo de la exploración y extracción de petróleo en un lugar con tanta biodiversidad. Estas lecciones han sido ampliamente adoptadas por otros gobiernos alrededor del mundo y son casi imágenes reflejadas de otros bosques diversos en vida y cultura: Congo, Valdivian, Nueva Guinea, Tongass , Bosawas , Xishuangbanna, Kinabalu, Daintree, Monteverde . 

Aprendí muchas cosas durante mi estadía en el Amazonas, pero una de las lecciones más duraderas que aprendí de esta experiencia que me cambió la vida fue la fuerza y la gracia necesarias cuando luchas por tu vida contra todo pronóstico. El pueblo de Ecuador me enseñó eso. 

Los ecuatorianos han dado un paso valiente al exigir responsabilidades a su gobierno en el esfuerzo continuo por proteger Yasuní y preservar sus tierras, y no podemos permitir que emprendan esta guerra solos. Como ciudadanos globales y cuidadores ambientales, todos tenemos un interés en defender regiones como el Amazonas de la explotación, y espero que mi película continúe inspirando a otros a ponerse de su lado y servir como un registro histórico.

* Edición: Eric Harris.

Traducción: Víctor González.

Sobre el autor

Ryan Patrick Killackey es un multipremiado documentalista que comenzó su carrera como biólogo de vida silvestre y como guardabosques.

Para saber

Crónicas del Antropoceno es un espacio para la reflexión sobre la época humana y sus consecuencias producido por el Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara, que incluye una columna y un podcast  en todas las plataformas digitales.

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