Una sección de al menos 50 metros del gasoducto Nordstream 1 fue destruida tras el presunto sabotaje ocurrido a finales de septiembre en el mar Báltico, según las primeras imágenes difundidas el martes.Un vídeo publicado por el diario sueco Expressen muestra un importante agujero en el gasoducto, con trozos de metal destruidos por la explosión.Filmados el lunes a unos 80 metros de profundidad, las imágenes de uno de los cuatro puntos de fuga revela que más de 50 metros de la tubería han sido destruidos, según Expressen."Solo una fuerza extrema puede retorcer un metal tan espeso", explica Trond Larsen, piloto de dron de la agencia noruega Blue Eye Robotics encargado de conducir el aparato submergible que filmó las imágenes.Además, alrededor del gasoducto, "se puede ver un gran impacto en el fondo marino", señala el diario sueco.Los dos gasoductos, Nord Stream 1 y 2, quedaron dañados por al menos dos explosiones en las aguas del mar Báltico que provocaron cuatro fugas.Tras producir enormes emanaciones de metano, se detuvieron y la última fuga ya no es visible en la superficie desde el viernes, según los guardacostas suecos.El cuarto escape está situado en el noreste de la isla danesa de Bornholm, por encima del gasoducto Nord Stream 2, precisaron los guardacostas en un comunicado.El 6 de octubre, a las autoridades suecas anunciaron que habían realizado una inspección submarina del sitio y recolectado "pruebas" que confirmaban las sospechas de un posible sabotaje, idea confirmada por Dinamarca el martes.El Kremlin considera que la investigación está siendo "amañada" para culpar a Rusia por las explosiones."De las declaraciones que escuchamos de Alemania, Francia y Dinamarca, esta investigación está siendo orquestada para responsabilizar a Rusia. Es absurdo", se quejó el martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.Los tres países están realizando investigaciones a nivel nacional y la opción de lanzar pesquisas internacionales como demanda, Rusia no parece estar sobre la mesa.Los gasoductos, operados por un consorcio controlado por el gigante ruso Gazprom y que van de Rusia a Alemania, no están operativos debido a la guerra en Ucrania, pero aún estaba llenos de gas cuando se produjeron las explosiones. Su uso se ha situado en el centro de las tensiones geopolíticas entre Moscú y Occidente.