"Sólo muerto regreso a Honduras", aseguró a una tía días antes Henry Adalid Díaz Reyes, quien el domingo murió a manos de policías mexicanos en la frontera entre Guatemala y México mientras marchaba con otros miles de migrantes con rumbo a Estados Unidos.Leticia Reyes ayudaba este lunes a su hermana Maribel, madre del fallecido, a gestionar en la cancillería hondureña la repatriación del cuerpo. "Nos prometieron traerlo antes del jueves", dijo Reyes a la agencia AFP.Relató que Díaz, de 26 años, trabajaba en un bus del transporte público de la capital hondureña y huyó al sentirse amenazado por pandilleros que con frecuencia matan a transportistas."Si voy a morir aquí o en Honduras da lo mismo", recordó Reyes que Díaz le dijo la última vez que se comunicó con él para pedirle que regresara porque consideraba que el viaje en la caravana se había vuelto "muy peligroso"."Solo muerto regreso a Honduras", le respondió su sobrino por teléfono.Dos días antes de marcharse el 19 de octubre, el joven se tatuó el nombre de su madre en el pecho para "llevarla en el corazón", contó Leticia.La cancillería lamentó en un comunicado la muerte del joven y rechazó "la criminalización y violencia contra las personas que migran".Según una fuente humanitaria, Díaz murió el domingo por el impacto de una bala de goma disparada por policías mexicanos que intentaron detener a más de un millar de migrantes de ese país en la frontera con Guatemala.El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prisa, condenó el incidente ocurrido en el puente fronterizo y denunció que "algunos (migrantes) portaban armas de fuego y otros las llamadas bombas molotov".Tres hondureños han muerto en diferentes incidentes desde que comenzaron las caravanas hacia Estados Unidos, huyendo de la falta de empleo, pobreza y violencia en su país, según la cancillería.La primera caravana partió el pasado 13 de octubre de San Pedro Sula, al norte de Honduras, y desde entonces han salido otras menos numerosas.Según las autoridades fronterizas estadounidenses, un primer grupo de cerca de tres mil 500 personas está entre Oaxaca y Chiapas, en el sur de México, y otro de cerca de tres mil se ha congregado en la frontera entre Guatemala y México. El gobierno de Estados Unidos ya ha anunciado que les bloqueará el ingreso, mientras el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, les ha ofrecido programas especiales de empleo.CE