Según la tradición católica, hace 105 años, el 13 de mayo de 1917, en la localidad de Fátima, en Portugal, tres niños pastores, de no más de diez años, avanzaban por la mañana nublada cuando una presencia inusual en los páramos llamó su atención. Los niños contarían que vieron entre la bruma a una mujer vestida de blanco, "más brillante que el sol”, y que llevaba entre sus manos un rosario. Los niños se llamaban Francisco y Jacinta Marto, que eran hermanos, y estaban acompañados de su prima Lucía dos Santos. En su relato, afirmaron haber presenciado a la Virgen María. De acuerdo con la historia, la Virgen se les presentó en seis ocasiones, y por medio de visiones les compartió tres secretos que contenían profecías del futuro. El relato de los niños portugueses valió veneración inmediata en la religión católica. Los niños asistieron a cada uno de los encuentros pactados por la Virgen, en los que les pidió que terminando los misterios de cada rosario rezaran ‘‘Oh Jesús perdónanos por nuestros pecados, líbranos del fuego infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu Divina Misericordia’’, e incluso les previno que dos de ellos morirían. Así fue. Meses después de las apariciones los hermanos Francisco y Jacinta Marto murieron en su infancia víctimas de la gripe española. Fueron canonizados sin ser mártires, y Lucía dos Santos, la prima, que se volvió monja y siguió difundiendo los detalles de aquella primavera lejana en la que la Virgen se les presentó, falleció en 2005 y continúa con su proceso de beatificación. No obstante, a pesar de ser una de las tradiciones e historias más queridas por los fieles católicos, ello no le quitó el misterio, pues por muchas décadas el contenido de las tres profecías fue mantenido oculto por el Vaticano. Las dos primeras fueron reveladas hasta 1941, dos décadas después de que los pastores compartieran sus experencias místicas, y la última no fue compartida sino hasta la primavera del año 2000, por el mismo Juan Pablo II.La primera, en esencia, hablaba del infierno, de un mar de fuego que residía debajo de la tierra, habitado por demonios, que "se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros".La segunda profecía hablaba sobre la salvación de las almas, y la prosperidad que traería al mundo el final de las guerras. Esta profecía se ha vuelto la más famosa, polémica y contradictoria, pues el mensaje que dio la Virgen incluía instrucciones precisas sobre Rusia. En concreto, su consagración.La tercera profecía, que fue la que más resguardó el Vaticano, narraba una escena apocalíptica: el Santo Padre atravesando una ciudad en ruinas, acompañado de clérigos que caían bajo las balas y las flechas, y a un ángel "con una espada de fuego en la mano izquierda". Las teorías y explicaciones deducieron que podría tratarse del famoso atentado que sufrió Juan Pablo II en la primavera de mayo de 1981.El final de la segunda profecía reza lo siguiente: "Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir reparación; sacrifícate por esta intención y reza. No han querido atender mi petición... Al igual que el rey de Francia se arrepentirán, y la harán, pero ya será tarde. Rusia habrá esparcido ya sus errores por todo el mundo, provocando guerras, persecuciones a la Iglesia: el Santo Padre tendrá que sufrir mucho"De acuerdo con la Real Academia Española, (RAE), consagrar significa "hacer sagrado a alguien o algo", y también "dedicar, ofrecer a Dios por culto o voto una persona o cosa".En el siglo XX, en 1984, y en el contexto de la Guerra Fría, Juan Pablo II inició el rito de consagración basándose en las profecías de Fátima. No obstante, no consagró a Rusia como tal, sino al mundo entero. 105 años después, el pasado 23 de marzo, el Papa Francisco consagró a Rusia en una ceremonia a la que invitó a ovispos de todo el planeta, siguiendo las instrucciones que, según cuenta la historia, la Virgen compartió con tres niños pastores aquella primavera lejana de hace más de un siglo. Con información de APFS