Dos altos cargos de la Policía chilena y cuatro miembros de los efectivos especiales dimitieron tras conocerse que sí existían cámaras que grabaron la muerte de un comunero mapuche y que las grabaciones fueron destruidas.“Se ha podido comprobar que uno de los miembros de la patrulla del Grupo de Operaciones Policías Especiales (Gope), presente en la muerte del joven comunero mapuche, Camilo Catrillanca, que inicialmente había señalado que no tenía ni contaba con una cámara de vigilancia, sí la tenía... Y más grave aún, que la tarjeta de memoria de esa cámara de vigilancia la destruyó”, indicó el ministro del Interior, Andrés Chadwick, señalando los hechos de “inaceptables”. Renunciaron los jefes policiales Mauro Victoriano e Iván Contreras Figueroa, general y coronel, respectivamente. Además, dimitieron los cuatro miembros del Gope que participaron en los sucesos.Catrillanca fue baleado en la cabeza cuando un comando policial perseguía a personas que habían robado a tres vehículos y su muerte generó protestas violentas.La muerte de Catrillanca es un incidente aún muy confuso y con versiones encontradas. El joven trabajaba en un tractor acompañado por otra persona, según relató en su momento el ministro del Interior.El descubrimiento de la destrucción de pruebas afianza una profunda crisis de confianza y credibilidad de los chilenos hacia la Policía, que se ha visto recientemente involucrada en investigaciones judiciales por supuestamente manipular pruebas para inculpar a ciudadanos mapuches en distintos operativos.