Hay envases de gel desinfectante en lugar de saleros y pimenteros, y una distancia de un metro entre las mesas. Pero en los restaurantes y cafeterías parisinos, la gente está animada.La gente en París saboreaba el miércoles cafés con leche y croissants en el famoso Cafe de Flore o en las calles adoquinadas del antiguo barrio de Le Marais, por primera vez en casi tres meses.Es una imagen completamente diferente a la deprimente vista de restaurantes cerrados, sillas apiladas bloqueando las ventanas y puertas, y aceras vacías. Los menús se empolvaron en las ventas mientras los parisinos se quedaban en casa, absorbiendo la vida que emerge de las cafeterías que personifican el estilo de vida de la ciudad.Dejó de existir el ritual matutino de pasar por la cafetería de la esquina para comprar un espresso, un almuerzo de tres tiempos al mediodía y un aperitivo después del trabajo con amigos o parejas en el íntimo bistro.Luego de que se redujeron las medidas de confinamiento el martes debido al coronavirus, las cafeterías de todo Francia tuvieron permitido reabrir sus puertas. En París, que se vio muy afectada por el COVID-19, sólo se pueden ocupar mesas al aire libre. Las mesas al interior siguen cerradas al público hasta al menos el 22 de junio.Pero comer y beber en el exterior mientras se observa a la gente es algo tan inherente al estilo de vida parisino que la reapertura parcial fue acogida con entusiasmo. Las áreas al exterior de las cafeterías se llenaron rápidamente.Aunque no era obligatorio portar mascarillas, el querido pasatiempo de los parisinos de fumar parece haberse disipado. Se vieron menos fumadores en las terrazas recién abiertas.El presidente Emmanuel Macron mostró un poco de optimismo por el pequeño paso: "¡La reapertura de cafeterías, hoteles y restaurantes marca el retorno de los días felices!", tuiteó el mandatario.JM