En sus primeros seis meses de Gobierno, el presidente francés Emmanuel Macron se enfrenta a una pronunciada ruptura con aquellos que votaron por él, al tiempo que su partido, La República en Marcha (LREM), empieza a resquebrajarse.Ayer, miles de franceses salieron a las calles de París y otras ciudades del país, convocados por sindicatos y organizaciones estudiantiles, en rechazo al proyecto de reforma laboral que se prevé sea ratificado definitivamente por el Parlamento a comienzos de diciembre, y para exigir al Gobierno de Macron “un derecho laboral que proteja a los asalariados”.Entre los puntos más controvertidos de la propuesta está la fijación de un techo y un suelo en las indemnizaciones por despido improcedente, cuando hasta ahora los jueces tenían libertad para establecer la cantidad límite, con la consiguiente incertidumbre. Además, se facilitan los despidos por motivos económicos.Por si eso no bastara, varias figuras de La República en Marcha (LREM) admiten que después de haber captado en los primeros meses a más de 350 mil miembros, el movimiento está estancado y ahora incluso 100 miembros —que se han hecho llamar los “100 demócratas”— han anunciado su salida del movimiento, por una supuesta falta de democracia interna y prácticas del “viejo mundo” de la política.El ungidoEn una carta difundida esta semana, los “100 demócratas” denuncian la “coronación de Christophe Castaner”, un político cercano a Emmanuel Macron y único candidato en el ruedo para retomar las riendas del partido; un “insulto supremo” para un movimiento que nació con el deseo de romper los códigos de la vieja política.