Durante tres años y cinco meses recorrió el mundo para denunciar que su esposo, el opositor Leopoldo López, estaba "injustamente" encerrado en una prisión venezolana. Hoy, Lilian Tintori siente que su casa se convirtió en una cárcel y que su familia vive en conjunto el arresto domiciliario del político."Mi casa se convirtió en una cárcel", afirma en una entrevista y sin titubear la activista de derechos humanos, que fue galardonada a finales de noviembre con el premio Palabra que le otorgó la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) por "su compromiso con la democracia y la paz".La mujer de 39 años, que dará a luz el próximo mes al tercer hijo de la pareja, cuenta que decenas de agentes vigilan todo el tiempo su casa y graban en vídeo la actividad en la zona. Señala que la familia está tratando de acostumbrarse a vivir entre armas largas y con los límites impuestos por las autoridades."Leopoldo tiene un grillete desde el primer día, ahora le toman hasta cuatro fotos al día, con el periódico en la mano como si fuera un secuestrado (...). Está muy preocupado por el país, porque estamos mal, porque el país está a punto de colapso", dice en nombre de su esposo, que tiene prohibido expresar opiniones o sería devuelto a prisión.Asegura también que el líder de la formación Voluntad Popular (VP) "está muy activo, escribiendo soluciones" para la crisis de la nación petrolera, que sufre una profunda escasez de alimentos y medicinas y que, según estimaciones del Parlamento, cerrará el año con una inflación superior al dos mil por ciento.Tintori acusa al Gobierno de Nicolás Maduro de haber montado "campañas" en su contra, por haber logrado que jefes de Estado, parlamentos, varios ganadores del Premio Nobel y foros como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconocieran a su marido como un "preso de conciencia" y exigieran su liberación.Estas "campañas", asegura, son el precio que le impuso "la dictadura" y que desde septiembre la mantienen con prohibición de salida del país tras ser acusada por la posesión de unos 60 mil dólares según la tasa oficial de cambio.La esposa de López asegura que ha acudido más de diez veces al tribunal a buscar información sobre su caso y no ha tenido éxito, por lo que cree que la denuncia en su contra fue una acción del chavismo para impedir que siguiera reuniéndose con líderes alrededor del mundo, pues le fue retirado su pasaporte.Sin embargo, ella considera que esta tarea de "denuncia" en el exterior la están cumpliendo otros opositores exiliados como el ex alcalde Antonio Ledezma, que se fugó el mes pasado a España tras burlar el arresto domiciliario en que lo mantuvieron desde 2015 sin haber sido juzgado hasta ahora.Como activista de los derechos humanos remarca que no descansará hasta que en Venezuela "no haya ni un solo preso político", y ve en el nuevo proceso de negociación política entre el Gobierno y la coalición de partidos opositores MUD una oportunidad de lograr esta meta.A los "presos políticos" de su país dedicó el premio "Palabra" y al ser consultada sobre la autonomía de su verbo admitió que tiene "muchas diferencias de pensamiento" con su marido sin que eso afecte su respaldo a López como político, una faceta en la que lo describe como "fuerte y valiente".Tintori cuenta que su actual embarazo fue planificado y concebido en mayo pasado en la cárcel militar de Ramo Verde, principalmente por el deseo de López y pese a que para entonces el país atravesaba una oleada de protestas que se saldó con más de 120 muertos y miles de heridos.Dice que su embarazo ha sido "muy movido" y no ha escapado de la escasez de medicamentos, pues le fue recetada una dosis para controlar la tensión que no consiguió. DR