El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva quedó bajo custodia de la policía federal brasileña, después de varias horas en que miles de seguidores congregados en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo le impidieron salir a entregarse. Imágenes transmitidas en vivo por la televisión brasileña mostraron cómo Lula da Silva tuvo que salir a pie, rodeado por cientos de personas, mientras las fuerzas del orden lograron entre empujones colocarlo en un auto. Una caravana de vehículos se dirige ahora a un aeropuerto de Sao Paulo, desde donde el exmandatario será llevado en avión a la ciudad Curitiba, unos 450 kilómetros al sur, para ingresar en la sede de la policía federal de la ciudad e iniciar así a cumplir la pena de 12 años y un mes de cárcel. En la mañana, durante su último discurso, Lula da Silva anunció que se entregaría a las autoridades, a pesar de que considera su enjuiciamiento como una farsa jurídico-mediática, destinada a impedir que compita por un tercer mandato presidencial en las elecciones de octubre. El expresidente fue condenado como beneficiario de un apartamento ofrecido por la constructora OAS a cambio de facilidades de contratos en Petrobras."Voy a cumplir la orden de cárcel (...) y cada uno de ustedes se transformará en un Lula", afirmó el exmandatario de izquierda (2003-2010), que se proclama inocente, desencadenando un clamor unánime de "¡Soy Lula! ¡Soy Lula!"."Moro mintió al decir que esa apartamento era mío", clamó, y atribuyó su condena al propósito de evitar el regreso de la izquierda al poder en las elecciones de octubre, para las que aparece como favorito en los sondeos."Hace mucho tiempo que soñé que era posible gobernar este país incluyendo a millones de personas pobres en la economía, en las universidades, creando millones de empleos", proclamó, antes de ser sacado en andas del camión de sonido sobre el cual se había improvisado una capilla."Ese es el crimen que cometí (...). Y si fuera por ese crimen, de colocar a negros en la universidad, de que los pobres puedan comprar un auto, viajar en avión, seguiré siendo un criminal", arengó desde la cima del camión, acompañado por dirigentes de partidos de izquierda y de Dilma Rousseff, su sucesora y heredera política, destituida en 2016 por el Congreso.JA