La isla turística italiana de Ischia tiene un largo historial de catástrofes naturales, pero los expertos afirman que el alud de este fin de semana, que ha causado la muerte de ocho personas y ha dejado cinco desaparecidos, se ha visto agravado por una combinación de cambio climático y desarrollo excesivo, a menudo ilegal.Los equipos de búsqueda que excavan entre metros de lodo y escombros recuperaron el lunes a la octava víctima, identificada por el prefecto de Nápoles como un chico de 15 años cuyos hermanos menores fallecieron también el fin de semana. Entre las víctimas se encuentra un bebé de tres semanas que recibió el nombre de Giovangiuseppe, en honor al patrón de la isla, y sus padres.Las lluvias excepcionales provocaron que un trozo del Monte Epomeo se desplomara antes del amanecer del sábado, ganando velocidad a medida que entraba en la poblada ciudad portuaria de Casamicciola, donde derribó edificios y arrastró coches y autobuses al mar. Unas 30 casas quedaron anegadas de lodo y agua, y más de 200 residentes de la ciudad de 8 mil trescientos habitantes siguen sin hogar, según las autoridades.El lunes, las autoridades liberaron a un pequeño perro que llevaba atrapado en el interior de un vehículo volcado desde el sábado. Se desconoce el paradero de los dueños del can."Descendió por el valle... Se llevó consigo árboles de 30 o 40 años, árboles que no se habían cortado en años", dijo Parisio Jacono, un residente de Casamicciola. En el pueblo, arrasó "todos los jardines y los viñedos", moviendo enormes piedras.Los expertos en medio ambiente y los geólogos han señalado un patrón de construcción que interfiere con las escorrentías naturales de agua, así como la prevalencia de construcciones ilegales en la isla montañosa de origen volcánico situada frente a Nápoles, que es susceptible tanto de desprendimientos como de terremotos.En Ischia se produjo un acontecimiento extremo, una lluvia muy fuerte, resultado del cambio climático, en una isla que se ha convertido en un símbolo de la construcción ilegal", dijo Stefano Ciafani, presidente del grupo ecologista Legambiente.La propia Casamicciola se ha convertido en sinónimo de desastres naturales. Otros dos desprendimientos, en 2006 y 2009, se cobraron cinco vidas, y un terremoto de magnitud 4.0 en 2017 mató a dos personas. Más de 2 mil personas murieron en un sismo de 5.8 en 1883, y un deslizamiento de tierra en 1910 mató a una docena.-vll