El presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia ha hecho algo que el papa Francisco ha evitado: condenó públicamente la invasión rusa de Ucrania e instó al líder de la Iglesia ortodoxa de Rusia a utilizar su influencia con Vladimir Putin para exigir el final de la guerra y la retirada de sus tropas.“Llegará el momento de resolver estos crímenes, incluso ante cortes internacionales”, advirtió el arzobispo Stanislaw Gadecki en una carta al patriarca Cirilo I el 2 de marzo. “Sin embargo, aunque alguien consiga esquivar la justicia humana, hay un tribunal que no se puede evitar”.El tono de Gadecki fue relevante porque contrastó profundamente con la relativa neutralidad del Vaticano y de Francisco hasta la fecha. La Santa Sede ha hecho un llamado a la paz, pidió corredores humanitarios, un alto el fuego y el regreso a las negociaciones, e incluso se ha ofrecido para mediar. Pero el Papa no ha condenado directamente a Rusia por la invasión ni ha apelado públicamente a Cirilo, y el Vaticano no ha realizado comentarios acerca del ataque ruso sobre la mayor central nuclear de Europa, que causó un incendio el pasado viernes.El silencio es mucho más llamativo en un papa que en el pasado declaró que la mera posesión de armas nucleares es inmoral.