La fraternidad es un tesoro escondido que hay que rescatar para revertir el cisma que se ha producido en la comunidad humana, como resultado de una modernidad que individualiza el bienestar y la felicidad.Así lo advirtió el Papa Francisco al enviar la carta "La Comunidad Humana" al presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Vincenzo Paglia, con ocasión del XXV aniversario de su institución a celebrarse el próximo 11 de febrero.En el documento, el líder de la Iglesia católica subrayó que "ser miembros del único género humano exige un enfoque global y nos pide a todos que abordemos las cuestiones que surgen en el diálogo entre las diferentes culturas y sociedades, que están cada vez más estrechamente relacionadas en el mundo de hoy".Es por ello que entre las criaturas humanas la iniciación familiar en la fraternidad puede ser considerada como un verdadero tesoro escondido, con vistas a la reorganización comunitaria de las políticas sociales y a los derechos humanos, tan necesarios.El Papa Francisco advirtió que por ello el papel de la Iglesia en estos tiempos es el de relanzar vigorosamente el humanismo de la vida que surge de la pasión de Dios por la criatura humana.En la carta, el jerarca católico destacó la dificultad que enfrenta esta "pasión por lo humano" en estos tiempos, sobre todo porque es alimentada por la desconfianza recíproca entre los individuos y entre los pueblos.Esta situación es alimentada por una búsqueda desmesurada de los propios intereses y de una competencia exasperada, no exenta de violencia.Como resultado de ello, dijo, "la distancia entre la obsesión por el propio bienestar y la felicidad compartida de la humanidad se amplía hasta el punto que da la impresión de que se está produciendo un verdadero cisma entre el individuo y la comunidad humana".Recordó que en la Encíclica Laudato si resaltó el "estado de emergencia en el que se encuentra nuestra relación con la tierra y los pueblos" y explica que "es una alarma causada por la falta de atención a la gran y decisiva cuestión de la unidad de la familia humana y su futuro".Advirtió sobre la emergencia que se ha generado por la paradoja generada por los recursos económicos y tecnológicos, los cuales se supone deberían permitirnos cuidar "la causa común de la familia humana".Por el contrario, estos mismos han provocado "nuestras divisiones más agresivas y nuestras peores pesadillas", lo que han derivado en una degradación espiritual que subordina la vida a un mundo sometido a esta paradoja.Como resultado de ello, existe una tendencia a anestesiar este profundo malestar, a través de una búsqueda ciega del disfrute material, lo que produce la melancolía de una vida que no encuentra un destino a la altura de su naturaleza espiritual.Ante ello, el Papa Francisco señala que es urgente encaminarse a una nueva perspectiva ética universal, donde los ancianos crean aún más en sus mejores sueños y los jóvenes tengan visiones capaces de impulsarles a comprometerse con valentía en la historia.JM
