La procesión de presos liberados—algunos acusados de delitos menores y otros declarados culpables de atentados— en un puesto de control a las afueras de Jerusalén provocó el frenesí de una multitud de palestinos que coreaban, aplaudían, agitaban las manos y gritaban.Quince jóvenes de aspecto asombrado, todos vestidos con sudaderas de la cárcel grises y manchadas y con aspecto demacrado por el cansancio, se deslizaban por las calles a hombros de sus padres, cuyos ojos estaban llenos de lágrimas mientras fuegos artificiales llenaban de color el cielo nocturno y se escuchaba música pop palestina de corte patriótico.Algunos de los liberados estaban envueltos en banderas palestinas, otros en las banderas verdes de Hamás. Hacían signos de victoria mientras avanzaban entre la multitud."No tengo palabras, no tengo palabras", dijo Jamal Brahma, de 17 años y recién liberado, buscando algo que decir a las hordas de periodistas que se agolpaban y a los miles de palestinos que coreaban, muchos de ellos vestidos con trajes típicos. "Gracias a Dios".Las lágrimas surcaron las mejillas de su padre, Khalil Brahma, mientras bajaba a su hijo de los hombros y lo miraba a los ojos por primera vez en siete meses. Las fuerzas israelíes arrestaron a Jamal en su casa en la ciudad palestina de Jericó la primavera pasada y lo recluyeron sin cargos ni juicio.La liberación de los presos palestinos de las cárceles israelíes se dio apenas horas después de que dos docenas de rehenes, entre ellos 13 israelíes, fueran liberados del cautiverio en Gaza, en el primer intercambio de rehenes israelíes y presos palestinos durante el acuerdo de alto el fuego por cuatro días que empezó el viernes.Bajo el acuerdo, Hamás liberará al menos a 50 rehenes, e Israel a 150 prisioneros palestinos, durante los cuatro días. El gobierno israelí dijo que la tregua puede ser extendida un día más por cada 10 rehenes adicionales que sean liberados.A pesar de que el ambiente era festivo en la ciudad de Beitunia, ubicada cerca de la enorme prisión israelí de Ofer, en Cisjordania, la gente estaba nerviosa.El gobierno israelí ha ordenado a la policía detener las celebraciones por la liberación. En un momento dado, las fuerzas de seguridad israelíes lanzaron botes de gas lacrimógeno contra la multitud, dispersando a jóvenes, ancianas y niños, que lloraban y gritaban de dolor."El ejército trata de quitarnos este momento, pero no puede", dijo Mays Foqaha mientras se arrojaba a los brazos de su amigo recién liberado, Nour al Taher —un chico de 18 años de la ciudad de Naplusa—, que fue arrestado durante una protesta en septiembre en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén. "Este es nuestro día de victoria".Entre los detenidos palestinos liberados el viernes había 24 mujeres, algunas de la cuales habían recibido sentencias de varios años de cárcel por intento de apuñalamiento y otros ataques contra las fuerzas de seguridad israelíes. Otras habían sido acusadas de efectuar instigación en redes sociales.Estaban también los 15 chicos adolescentes, la mayoría de ellos acusados de lanzar piedras y de "apoyar el terrorismo", una acusación que se presta a interpretaciones vagas y que ilustra la prolongada represión de Israel sobre los jóvenes palestinos a medida que aumenta la violencia en los territorios ocupados.Para las familias de ambos bandos del conflicto, la noticia del intercambio —tal vez el primer momento de esperanza en 49 días de guerra— provocó una mezcla agridulce de alegría y angustia.Israel mantiene en detención administrativa a 2.200 palestinos, según el Club de Prisioneros Palestinos, un grupo de defensa de los derechos humanos, una política controversial que el gobierno israelí considera una medida antiterrorista.Desde el 7 de octubre, cuando Hamás tomó a unos 240 israelíes y ciudadanos extranjeros como rehenes y mató a 1.200 israelíes en su ataque sin precedentes en el sur de Israel, los palestinos se han preguntado sobre el destino de sus propios presos.Israel tiene un historial de aceptar intercambios desiguales. En 2011, Hamás consiguió que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu liberara a más de 1.000 presos palestinos a cambio de un único soldado israelí cautivo, Guilad Schalit.La liberación de un preso conmociona profundamente a la sociedad palestina. Casi cada palestino tiene a un familiar encarcelado, o ha estado también en prisión. De acuerdo con organizaciones defensoras de los derechos humanos, más de 750.000 palestinos han pasado por las cárceles israelíes desde que Israel capturó Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental durante la Guerra de los Seis Días en 1967.Aunque Israel los considere terroristas, los palestinos se refieren a ellos con el término árabe para los presos de guerra, y destinan una buena cantidad de fondos públicos a mantenerlos y a sus familias. Israel y Estados Unidos han condenado las subvenciones a las familias de los presos, considerándolas incentivos para la violencia."Este tipo de intercambios de presos a menudo son la única esperanza que las familias tienen de ver a sus hijos o padres en libertad antes de que pasen demasiados años", dijo Amira Khader, funcionaria de activismo internacional en Addameer, un grupo que apoya a presos palestinos. "Viven para eso; es como un milagro de Dios".Desde el ataque de Hamás, Israel ha intensificado una represión de meses en Cisjordania contra palestinos sospechosos de tener vínculos con Hamás y otros grupos de milicianos. Muchos presos son declarados culpables por tribunales militares, que procesan a palestinos con un índice de condenas superior al 99%. Grupos defensores de los derechos humanos dicen que a menudo se niega a los palestinos el debido proceso y se les obliga a confesar.Actualmente hay 7.200 palestinos en cárceles israelíes, dijo Qadura Fares, director del Club de Prisioneros Palestinos. Tan sólo desde el 7 de octubre ha habido 2.000 detenciones.Aban Hammad, un joven larguirucho de 16 años con granos en el rostro, permanecía inmóvil y parecía conmocionado por el tumulto de lágrimas, abrazos y cánticos a favor de Hamás que lo rodeaban el viernes en Beitunia. Era su primera visión del mundo tras pasar un año en prisión por lanzar piedras en la ciudad septentrional de Qalqilya. Fue puesto en libertad a pesar de que le quedaban ocho meses de condena por cumplir.Se volvió hacia su padre, envolviéndolo en un abrazo. "Mira, ahora soy casi más alto que tú", le dijo.