La cólera y el dolor se apoderaron ayer de los familiares de las 68 personas muertas durante un motín en los calabozos policiales de la ciudad de Valencia, considerada hoy una de las peores tragedias carcelarias de Venezuela.Decenas de personas permanecieron varias horas frente a la comandancia de Policía del Estado Carabobo esperando noticias de sus parientes o de la documentación necesaria para sepultarlos, un día después de la tragedia.Aunque las autoridades han confirmado que la mayoría de los cuerpos han sido entregados, aún hay personas a las afuerzas de la comandancia esperando por noticias de sus familiares.“No puedo pasar a ver si está muerto o no”, gritaba María, una anciana que tenía un hijo preso en el lugar, mientras una mujer policía leía la lista de sobrevivientes.Aunque la primera información que se difundió fue que la mayoría de los reclusos murieron calcinados o por asfixia, debido al incendio que se originó por el motín, Carmen Varela, otra de las muchas personas —en su mayoría mujeres— que estuvieron al pendiente de los hechos, reveló que recibió el cuerpo de su sobrino, pero “él no está quemado, le dieron un tiro en la cabeza (...), fue una masacre”.La oposición y diversas ONG responsabilizaron ayer al Ejecutivo encabezado por Nicolás Maduro de la muerte ayer de los 68 reclusos, entre 200 mantenidos en un calabozo en condiciones de hacinamiento.“Estamos hablando de 68 seres humanos que murieron por irresponsabilidad, por incompetencia, ignorancia de parte del Estado”, sostuvo el coordinador general del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), Humberto Prado.Señalan hacinamientoDe acuerdo con reportes del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), se estima que hay 32 mil 600 personas —hombres y mujeres— en calabozos policiales, donde el cupo es más o menos para ocho mil 500 y donde se supone que tendrían que ser confinados los reclusos por un corto periodo.