Con la reapertura del estratégico puerto de Dover, el Reino Unido empezó a salir del repentino aislamiento al que le sometieron sus vecinos europeos tras el descubrimiento de una variante de COVID-19 la semana pasada, mientras otra nueva cepa, proveniente de Sudáfrica, genera aún más preocupación.Por primera vez desde el domingo, varios vehículos con pasajeros pudieron cruzar el canal de la Mancha y llegaron al puerto francés de Calais procedentes de Dover, en el Sureste de Inglaterra.Pero camioneros en torno a Dover, varados en espera del resultado de una prueba de COVID-19, manifestaron su frustración.“Hace dos días que estamos aquí, sin duchas, sin agua para beber ni alimentos”, dijo Paytricia Szeweczyk, madre de dos niñas, expresando su “enojo con Francia”.Laurent Beghin protestó por la actitud de las autoridades. “Le dije a mi jefe que no vale la pena que me envíe otra vez a Inglaterra. Nos trataron como animales”, lamentó.Francia, Bélgica, Holanda y República Checa autorizaron el regreso del Reino Unido de sus conciudadanos y residentes en su territorio o en la Unión Europea (UE).