Con la nominación como candidata presidencial de Partido Demócrata, Kamala Harris llega al punto álgido de su carrera política con el desafío de mantener el impulso para ganar al republicano Donald Trump en una de las campañas calificada como una de las más cerradas en la historia de Estados Unidos.El promedio de las encuestas nacionales tiene como eje a FiveThirtyEight, uno de los principales sitios de análisis de sondeos. Ubica a la vicepresidenta Harris como favorita con un 46.1% frente a su rival republicano, Donald Trump, con un 43.4%, con más de dos puntos de diferencia, que serían mucho, pero en realidad son mínima diferencia considerando que en la regla hay un margen de error promedio en las encuestas de cinco puntos.Estos números llenan de entusiasmo al equipo de Harris, sobre todo si se tiene en cuenta que Biden, antes de retirarse de la elección el pasado 21 de julio, tenía a su partido 3.2 puntos por debajo de los republicanos, según el mismo promedio de encuestas.Harris y Trump no solo empatan en las encuestas, sino también en el número de televidentes que se conectaron a sus respectivos discursos de aceptación de la nominación de sus partidos. Los últimos datos de audiencia de Nielsen indican que en el momento de máxima audiencia, el discurso de Harris en la Convención Nacional Demócrata reunió a casi 29 millones de personas, la misma cota que el mejor momento de la aceptación de la nominación de Trump en la convención republicana el mes pasado.La llamada “noche de Harris” al cierre de la convención demócrata, la aprovechó para presentarse a los estadounidenses como una persona con “sentido común”, empática, una política curtida que puede ser comandante en jefe y que está lista para abordar los problemas de la clase media. En los detalles también mandó su mensaje a los hogares estadounidenses, con un traje azul oscuro que contrastaba con el fondo dorado del escenario y con los atuendos blancos de las mujeres de la audiencia en homenaje al movimiento sufragista. Tanto con esa selección de vestuario, como con su discurso, Harris quiso pasar de puntillas por el hecho de que si gana las elecciones el 5 de noviembre será la primera mujer presidenta de la historia del país, algo en lo que la campaña no quiere enfocar el mensaje. Durante cuatro días, esta convención tuvo un gran despliegue técnico y una puesta de escena muy cuidada, pero una vez que las luces se apagaron no estaba carente del mismo drama que ha plagado al partido en los últimos dos meses y que precipitaron la renuncia a la reelección de Joe Biden hace algo más de un mes.Biden, dio una emotiva despedida de su carrera política de medio siglo y entregó a Harris su apoyo con una campaña joven, bien financiada y con la inercia de una victoria que tiene todavía 74 días para las elecciones y el reto de mantener la diferencia con el aguerrido Trump a quien enfrentará en el próximo debate del 10 de septiembre y que tendrá como sede a Filadelfia.Especialistas consideran que si Harris consigue mantener el impulso de estas dos primeras semanas de campaña, hará historia.Agencias CT
