Mariia Butina, la supuesta espía rusa encubierta que fue detenida el pasado domingo en Washington, estaba vinculada con la inteligencia de Rusia, a la que trataba de beneficiar a través de una red de influyentes contactos en la política de Estados Unidos, indicó el Departamento de Justicia.De acuerdo con documentos judiciales, durante su estancia en el país, Butina mantuvo contacto con funcionarios de Moscú que serían miembros de la agencia de espionaje heredera de la KGB. La presunta agente encubierta también tenía conexiones con la oligarquía rusa y había solicitado el visado de estudiante, por el que residía en Washington, como parte de una supuesta operación para influir en la política estadounidense.Los nuevos datos revelados por el Departamento de Justicia con base a las pesquisas del FBI también recogieron el “riesgo extremo” de que Butina volara en las próximas fechas y abandonara Washington rumbo a otros estados o que simplemente tratara de huir de las autoridades.En el momento de la detención, el FBI encontró cajas de mudanza en su vivienda, donde tenía un contrato de arrendamiento hasta el próximo 31 de julio, según el documento en el que el Gobierno expuso sus argumentos para que la acusada permanezca en prisión preventiva hasta que tenga lugar su juicio.La ciudadana rusa, que ya ha sido acusada formalmente, habría protagonizado una supuesta operación para tratar de favorecer los intereses del Kremlin en EU, primero desde territorio ruso y luego en el estadounidense.Las conexiones de Butina, quien trabajaba para un alto funcionario ruso, le llevaron a mantener encuentros con políticos estadounidenses y con la influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA).La imputación de la presunta espía se produjo en plena cumbre de Trump con su homólogo ruso, Vladimir Putin.