España cerró la polarizada campaña de las elecciones legislativas de mañana, entre los llamados del jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, a evitar el ascenso de la extrema derecha, que ha revolucionado el panorama político del país y con la que los conservadores estarían dispuestos a gobernar.Con un lenguaje duro contra el separatismo catalán, la inmigración ilegal y el feminismo de la izquierda, los últimos sondeos daban a Vox, partido de extrema derecha, más de 10% de los votos, cuando en 2016 apenas cosechó un 0.2 por ciento.Estas elecciones se presentan como unas de las que plantean más incógnitas, ya que por primera vez, desde el retorno de la democracia en 1977, puede haber cinco partidos a nivel nacional en el Parlamento, debido a la previsible presencia de Vox que se sumaría al Partido Popular, el Socialista Obrero, Ciudadanos y Unidas Podemos.Además, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) señaló hace dos semanas que 41% de los posibles votantes seguía indeciso y muchos de ellos tomarían una resolución en los últimos días de la campaña, lo que ha movido aún más a los partidos a multiplicar su actividad hasta el final.Los socialistas y Unidas Podemos han centrado su campaña en cuestiones sociales, como empleo, pensiones, sanidad o educación, mientras que los partidos de derecha han insistido especialmente en denunciar el independentismo catalán y en rebajar los impuestos.Las encuestas apuntan de forma unánime a que los socialistas, que encabeza Sánchez, quedarán en primer lugar pero sin una mayoría de Gobierno, lo que le obligaría a negociar, en función de los resultados, con Unidas Podemos o con Ciudadanos.