El día de hoy se decidirá quién será el próximo presidente de los Estados Unidos. En estos momentos, la población estadounidense se encuentra acudiendo a las urnas para ejercer su derecho al voto. Sin embargo, los resultados no los conoceremos hasta después. Resulta difícil predecir quién será el ganador, especialmente porque dentro de las leyes de Estados Unidos el presidente no es elegido de manera directa por la cantidad de votos del pueblo, sino por los votos que se obtienen del Colegio Electoral. En este sistema, se divide al país estado por estado. Cuando un candidato es el más votado por los ciudadanos en un territorio, también obtiene la totalidad de votos en el Colegio Electoral. El número de votos que tiene cada estado dependen del tamaño de la población. Esto quiere decir que, por ejemplo, California cuenta con 54 votos electorales en total, mientras que Alaska tiene tres. Dado que cada estado brinda todos sus votos electorales al candidato que haya ganado el voto popular, puede darse el caso de que un presidente sea elegido con minoría de votos a nivel nacional, solo por haber ganado en estados muy poblados. Es aquí donde entra el concepto de los llamados "estados bisagra” o “swing states” en inglés, los cuales son estados donde el resultado es incierto y no se inclinan por ningún partido en particular. Estos territorios carecen de un patrón de votación consistente y son clave para decidir al ganador de la contienda presidencial. En esta ocasión, los estados clave serán Pensilvania, Michigan, Georgia, Arizona, Nevada, Wisconsin y Carolina del Norte, con el control de más de 90 votos en el Colegio Electoral. Por este motivo, las campañas en estos territorios son decisivas, ya que una pequeña diferencia de votos electorales puede definir los resultados de las elecciones. CM