Irina McCarthy, de 35 años, y Kevin McCarthy, de 37, murieron acribillados después de que un francotirador abriera fuego desde el techo de un edificio contra los espectadores de un desfile del 4 de julio (Día de la Independencia de EE.UU.) en la localidad de Highland Park.Su hijo Aiden salió ileso y está siendo cuidado por sus abuelos.Parientes y amigos han estado rindiendo tributo a la pareja McCarthy y a las otras víctimas del ataque.Según el diario The New York Times, Aiden fue encontrado por Lauren Silva cubierto en sangre debajo de un hombre moribundo.Mientras su novio intentaba desesperadamente de aplicar los primeros auxilios, Silva abrazó al niño que continuamente preguntaba por sus padres.Otros medios destacan que varias personas asistieron al menor.Dana y Greg Ring relataron a la cadena CBS cómo encontraron al menor con una extraña que estaba "físicamente temblando, todo su cuerpo"."Tomamos al pequeño, lo alcé en mis brazos", dijo Greg Ring, que describió la escena del ataque como una "carnicería".Se ha creado un sitio de recaudación de fondos -GoFundMe- para asistir a Aiden, y la cuenta ya ha acumulado casi US$2 millones en poco más de 12 horas.El fondo, que dice estar administrado por amigos de la familia, explica que el dinero recaudado será utilizado para ayudar a "los cuidadores que estarán encargados de criar, cuidar y apoyar a Aiden".El fallecido padre de Aiden, Kevin, fue recordado como un "empelado ejemplar" por su jefe Joe Nolan, de la empresa Jaguar Gene Therapy, según la cadena NBC."Por fuera del trabajo era un padre orgulloso y un esposo dedicado que adoraba a su familia. Lo extrañaremos inmensamente", añadió Nolan.La madre, Irina, había nacido en Rusia pero se había instalado en Chicago con su familia. Si padre le comentó al diario Chicago Sun que ella había asistido a la Universidad DePaul en esa ciudad, antes de trabajar en la industria farmacéutica.Era hija única y su padre, Michael Levberg, la llamó "el amor de mi vida".Añadió que los McCarthy "estaban locos por" su hijo y que planeaban tener una segunda criatura en el futuro cercano.Otro de los que murieron fue Nicolás Toledo, de 78 años, a quien su nieta describió como un hombre "adorable" y "aventurero".Toledo, originario del estado de Morelos, en México, estaba de visita a su familia al norte de Chicago, luego de dos años de no poder viajar a EE.UU. por las restricciones de la pandemia.Estaba observando el desfile desde una silla de ruedas, rodeado de su familia, cuando empezaron los disparos.Otros dos miembros de su familia también resultaron heridos, aunque no de gravedad, añadió la familia.También murió en el ataque Jacki Sundheim, que trabajaba en una sinagoga local, North Shore Congregation Israel."No hay suficientes palabras para expresar nuestro profundo pesar por la muerte de Jacki y nuestras condolencias a su familia y personas queridas", expresó la sinagoga en un comunicado."El trabajo de Jacki, su gentileza y calor humano nos tocó a todos, desde su enseñanza en el preescolar Gates of Learning hasta cómo guió a tantos de nosotros en los momentos alegres y tristes de la vida... todos esto con incansable dedicación", continuó el comunicado.La sinagoga informó que la señora Sundheim deja un esposo y una hija.Y los familiares de otra caído en el tiroteo, Stephen Straus, de 88 años, lo describieron como un "hombre honorable" que había trabajado toda su vida.Straus era un asesor financiero y padre de dos que tomaba el tren todos los días a su oficina en una agencia de corredores en Chicago.En un comunicado, su hijo dijo de él que era un hombre "curioso sobre el mundo" y "un producto de Chicago", mientras que su sobrina, Cynthia, dijo a los medios locales que tenía "una sed de vida insaciable".Katherine Goldstein, de 64 años, ha sido identificada como una víctima más.Su esposo, el doctor Craig Goldstein, dijo al diario The New York Times que era una madre de dos hijas en sus años 20. Contó que había ido con su hija mayor, Cassie, al desfile en Highland Park para que se pudiera reunir con unos amigos estudiantiles.Añadió que le encantaba practicar juegos con sus hijas y que había dedicado su vida a ser una madre, después de dejar de trabajar en los 1990."Lo increíble de Katie es que nunca pensó en su propia muerte", manifestó el doctor Goldstein. "Para mí esa es casi una preocupación. Ella nunca pensó al respecto".Inicialmente, se reportó que seis personas habían muerto en el ataque del lunes, pero una séptima víctima murió de sus heridas el martes, pero no ha sido identificada.***Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.