Va en aumento el número de ballenas que quedan varadas en el oeste de Japón, debido al calentamiento global; una cifra que los expertos alertan de que podría seguir creciendo a medida que la diferencia de temperatura entre el agua del océano y la de las bahías disminuye.En el hecho más reciente, el cadáver de un cachalote que medía unos 14 metros y pesaba entre 25 y 30 toneladas fue encontrado este lunes en la bahía de Osaka, tras estar varada desde finales de enero en aguas frente a Kobe.Mientras que en enero del año pasado, otro ejemplar murió después de ser visto cerca de la desembocadura del río Yodo, también en Osaka, luchando por volver al mar.El cuerpo de aquel cachalote macho, que fue apodado en redes sociales como Yodo-chan (sufijo japonés usado para dar un tono cariñoso y que se usa habitualmente en el país para referirse a niños o animales), medía 15 metros de largo y fue hundido más tarde en la península de Kii, al sur de la bahía de Osaka.Según las autoridades portuarias locales, todas las ballenas que han quedado atrapadas en la bahía han muerto al no poder regresar al océano Pacífico.Las ciudades de Osaka y Sakai tienen costas que comprenden muchos pasajes intrincados que las hacen irregulares y la propia estructura de la bahía favorece que las ballenas queden varadas.El puerto de Sakai-Semboku, donde se encontró el cadáver del lunes, se convierte en un callejón sin salida para los animales, mientras que el puerto de Kobe, donde primero fue avistada la ballena, tiene una configuración más simple.Yasunobu Nabeshima, presidente de un club comunitario del Museo de Historia Natural de Osaka, atribuye el aumento de ballenas, así como de delfines y tortugas marinas que deambulan por la bahía de Osaka, al calentamiento global, que ha provocado que la diferencia de temperatura entre las aguas del Pacífico y las de la bahía disminuya."La diferencia se ha minimizado aún más por el desarrollo de remolinos de baja temperatura en el Pacífico causados por el gran meandro de la corriente de Kuroshio, que comienza en Filipinas y fluye hacia el noreste pasando por Japón, desde 2017", apuntó Nabeshima en declaraciones a Kyodo.Las ballenas utilizan ondas sonoras para navegar y la bahía de Osaka se convierte en "un lugar del que no pueden escapar una vez que entran", afirmó Nabeshima, antes de pedir a las autoridades locales que colaboren con investigadores en estudios ecológicos para dar con medidas eficaces para prevenir este fenómenoNA