El Papa Francisco advirtió hoy que ni las barreras físicas, ni las ideológicas, legislativas o económicas, podrán detener a los migrantes, quienes se desplazan "hacia donde ven una luz o perciben una esperanza de vida".En un largo discurso pronunciado ante el pleno de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), aseguró que la cuestión de las migraciones sólo se podrá resolver si se va a la raíz del problema."¿Somos conscientes de los efectos de la pobreza y de la exclusión? ¿Cómo detener a personas dispuestas a arriesgarlo todo, a generaciones enteras que pueden desaparecer porque carecen del pan cotidiano, o son víctimas de la violencia o de los cambios climáticos?", cuestionó."Sólo una aplicación coherente del principio de humanidad lo puede conseguir", añadió en su mensaje, leído en español, ante ministros y diplomáticos congregados en la sala principal de la sede del organismo multilateral, ubicada a pocos metros del Coliseo Romano.El líder católico urgió a acabar con el "funesto" tráfico de armas, criticó a los países que se han alejado del Acuerdo de París contra el calentamiento global y lamentó el despilfarro de los alimentos provocado por la sociedad moderna, mientras millones de personas muren de hambre.Indicó a dos fenómenos como los principales obstáculos para el logro de la seguridad alimentaria: los conflictos y el cambio climático. Instó a lograr un "compromiso total" a favor de un desarme gradual y sistemático."¿De qué vale denunciar que a causa de los conflictos millones de personas sean víctimas del hambre y de la desnutrición, si no se actúa eficazmente en aras de la paz y el desarme?", preguntó.Más adelante constató que los avances científicos han demostrado cómo se puede afrontar la actual crisis climática, cuyos efectos se perciben todos los días, pero insistió que en, "por desgracia, algunos se están alejando" del Acuerdo de París, en evidente referencia a los Estados Unidos.Denunció que pese a la buena voluntad de diversos actores, sigue apareciendo "la negligencia" en el trato de los delicados equilibrios de los ecosistemas junto con una "presunción de manipular y controlar los recursos limitados del planeta" y "la avidez del beneficio"."Por tanto, es necesario esforzarse en favor de un consenso concreto y práctico si se quieren evitar los efectos más trágicos, que continuarán recayendo sobre las personas más pobres e indefensas", estableció."Estamos llamados a proponer un cambio en los estilos de vida, en el uso de los recursos, en los criterios de producción, hasta en el consumo, que en lo que respecta a los alimentos, presenta un aumento de las pérdidas y el desperdicio. No podemos conformarnos con decir: otro lo hará", abundó.En otro pasaje del discurso, que fue aplaudido de pie durante varios minutos por los presentes, dejó en claro que tanto las guerras como los cambios climáticos son los principales causantes del hambre, por eso pidió evitar que se hable de ese fenómeno como si fuese "una enfermedad incurable".También lamentó la especulación financiera sobre los alimentos, que mide su valor sólo por el beneficio económico de los grandes productores o en relación a las estimaciones de consumo, y no a las reales exigencias de las personas.Precisó que, de esa manera, se favorecen los conflictos y el despilfarro, y aumenta el número de los últimos de la tierra que buscan un futuro lejos de sus territorios de origen.Durante su visita a la FAO, el Papa bendijo una estatua de mármol del artista italiano Luigi Prevedel que representa a Aylan, el pequeño refugiado sirio ahogado en octubre de 2015 en la playa Bodrum de Turquía y que se convirtió en el emblema de los migrantes.