El Papa Francisco condenó este miércoles el peor atentado terrorista de los últimos años a nivel mundial, que dejó más de 300 fallecidos en Somalia, y lamentó que la muerte haya golpeado a un pueblo ya de por sí muy afectado.Al final de su audiencia pública semanal, ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, Francisco manifestó su dolor por la "matanza" que tuvo lugar el sábado anterior en Mogadiscio y lamentó que muchas de las víctimas hayan sido niños.Aseguró que ese acto terrorista merece ser deplorado de la manera "más firme", sobre todo porque se ha ensañado "contra una población ya muy golpeada"."Rezo por los difuntos y por los heridos, por sus familiares y por todo el pueblo de Somalia. Imploro la conversión de los violentos y animo a cuantos, con enormes dificultades, trabajan por la paz en aquella martirizada tierra", añadió, hablando en italiano.El pasado sábado un camión repleto de explosivos fue detonado en el centro de Mogadiscio; probablemente tenía como objetivo afectar al Ministerio de Asuntos Exteriores pero finalmente explotó cerca de un hotel que destruyó por completo.Según fuentes gubernamentales citadas por la prensa internacional, la lista de los muertos está destinada a aumentar porque todavía se contabilizan muchos desaparecidos.Antes de su audiencia pública, el líder católico sostuvo un encuentro con un grupo de representantes de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz, ante el cual aseveró que los diversos credos "no pueden tener una actitud neutral y, mucho menos, ambigua en relación con la paz"."La paz es una tarea urgente también en el mundo de hoy, en el que tantas poblaciones son laceradas por las guerras y la violencia. La paz es, al mismo tiempo, don divino y conquista humana. Por ello los creyentes de cualquier religión están llamados a invocarla y a interceder por ella", expresó.Estableció que todos los hombres de buena voluntad, especialmente cuantos cubren puestos de responsabilidad, están llamados a actuar por la paz con el corazón, con la mente y con las manos; porque la paz se construye artesanalmente."Quien comete violencia o la justifica en nombre de la religión ofende gravemente a Dios, que es paz y fuente de la paz, y ha dejado en el ser humano un reflejo de la propia sabiduría, potencia y belleza", apuntó.