El Ejército de Afganistán destruyó cuatro fábricas de narcóticos pertenecientes a los talibanes, una de las principales fuentes de financiación del grupo, durante una operación aérea y terrestre en la provincia de Badakhshan, en el noreste del país, informó hoy a Efe una fuente militar. La ofensiva, que todavía continúa, comenzó anoche en el conflictivo distrito de Argo, donde cuatro fábricas de drogas fueron "completamente destruidas", indicó Nasratullah Jamshidi, portavoz del Cuerpo 209 Shaheen, a cargo del norte del país. "Las cuatro fábricas de narcóticos fueron destruidas y quemadas, eliminando también decenas de kilos de drogas en las aldeas de Khwaja Moli y Dughak del distrito de Argo. Esperamos descubrir y destruir más laboratorios en los próximos días", apuntó la fuente. Además, las fuerzas de seguridad arrestaron durante la operación a un insurgente y se incautaron de un gran número de armas y motocicletas. Los talibanes están activos en algunas zonas remotas de Badakhshan, donde se financian gracias al negocio de los narcóticos y la minería ilegal. Las tropas afganas y estadounidenses comenzaron a atacar fábricas de narcóticos de los insurgentes el pasado noviembre. Según datos de las fuerzas estadounidenses, los talibanes ganan anualmente unos 200 millones de dólares de la venta de droga, una cantidad incluso superior a la que necesitan para cubrir los gastos de su guerra contra las tropas internacionales y locales. La producción de opio en Afganistán creció un 87 % durante 2017 hasta alcanzar un volumen estimado de 9.000 toneladas, una cifra récord que se vio acompañada por un incremento del 63 % de la superficie dedicada al cultivo de adormidera, según un informe del Gobierno afgano y de la ONU.