El gobierno de Israel celebró la aplicación número cinco millones de la vacuna contra el coronavirus del país el lunes, el mismo día que comenzó a vacunar a los palestinos que trabajan en el país. Esa brecha de más de dos meses después de comenzar la inmunización de su propia población no sólo ha generado críticas internacionales, sino que además ha puesto de relieve las disparidades mundiales a la hora de recibir la inyección.No hubo indicios de que los dos eventos estuvieran coordinados, pero la especie de pantalla dividida ofreció un marcado contraste entre la fuerte campaña de vacunación dentro de Israel y la difícil situación por la que todavía pasan cinco millones de palestinos en los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza.El progreso logrado en lugares como Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña ha aumentado la preocupación entre los defensores de los derechos humanos de que aumente la brecha entre los países ricos y los que no pueden pagar los costosos tratamientos para el COVID-19.Hasta el lunes, la autoridad palestina —que administra áreas autónomas de la Cisjordania ocupada por Israel— había recibido dosis suficientes para sólo seis mil personas.Israel ha inoculado a más de la mitad de su población de 9.3 millones y el lunes fue un paso más allá con la reapertura de una mayor parte de su economía. El primer ministro Benjamin Netanyahu, que buscará la reelección este mes, prometió vacunar a toda la población adulta para fines de abril.En total, Israel ha inyectado a aproximadamente el 80% de su población adulta, lo que ha brindado la confianza suficiente para comenzar a reabrir tiendas, restaurantes, gimnasios y centros de esparcimiento en los últimos días. Muchos de estos servicios están disponibles sólo para quienes puedan demostrar que ya fueron vacunados o que se han recuperado del virus.JM
