Amy Juan manejó dos horas hacia el norte desde su remota comunidad de Arizona en la frontera con México para protestar contra el despliegue de tropas en la zona.Ella es una de las muchas personas del suroeste que se pronuncian contra la decisión del presidente Donald Trump de emplazar a cinco mil soldados en la frontera para impedir el paso de la caravana de migrantes centroamericanos que avanza lentamente rumbo a Estados Unidos.En El Paso, Texas, se llevará a cabo una marcha el fin de semana contra el despliegue militar. En Laredo, el alcalde emitió un comunicado en el que describe el envío de los soldados como "acciones falsas" que "generarán desánimo y dañarán la economía de nuestra región"."Aunque todas nuestras comunidades son muy distintas y diversas, todos experimentamos lo mismo, las secuelas de la militarización en la frontera", afirmó Juan, que el jueves participó con varias personas en una conferencia de prensa en Phoenix. "El incremento en la presencia militar asusta".Juan es integrante de la Nación Tohono O'odham, que se extiende 120.7 kilómetros en la frontera con México. Los habitantes de esa comunidad indígena tienen una relación complicada con la Patrulla Fronteriza, y sus autoridades se han pronunciado contra los planes del mandatario de construir un muro fronterizo."Me parece absolutamente aterrador el despliegue de soldados. La magnitud de la militarización que ya estamos experimentando a diario y en la que estamos viviendo es como estar en una pesadilla despiertos", dijo Eva Lewis, habitante de la pequeña localidad de Arivaca, ubicada a poca distancia al norte de la frontera con México.Muchos habitantes de Arivaca han lidiado durante años con los retenes de la Patrulla Fronteriza, donde les piden que se detengan y declaren si son estadounidenses. Para ir a las escuelas o las tiendas hay que pasar por los retenes, y muchos lugareños aseguran que los agentes discriminan a los latinos en la zona, afirmación que la agencia rechaza.En Nogales, Arizona, ubicada frente a una ciudad del mismo nombre en México, los habitantes se dijeron mortificados, confundidos y consternados cuando las fuerzas armadas llegaron el día de las elecciones para instalar alambre de púas en una cerca fronteriza, según el periódico Nogales International.Hasta el jueves había más de cinco mil 600 soldados desplegados en la frontera. De ellos, dos mil 800 están en Texas, mil 500 en Arizona y mil 300 en California.Las autoridades militares confían en que para el lunes ya estén desplegados los más de siete mil soldados previstos para la misión. No fue posible contactar el jueves a un portavoz del Departamento de Defensa.Sin embargo, no todas las personas rechazan la presencia militar.Jim Chilton, hacendado de Arizona en la frontera y firme partidario de Trump, dijo esta semana en un comunicado a la agencia AP que ve con beneplácito la llegada de más soldados. Chilton señaló que los 40 kilómetros de frontera internacional en Arivaca tienen una protección deficiente y él es testigo del tráfico de drogas y personas en el área.#La falta de acceso e infraestructura, la presencia de vigilantes de los cárteles, así como el terreno abrupto y una estrategia ineficiente de 'defensa a profundidad' crean una 'tierra de nadie' de facto en la que los hacendados fronterizos viven y trabajan", declaró Chilton.A pesar de la retórica sobre la caravana de migrantes centroamericanos, la inmigración ilegal hacia Estados Unidos se ubica en sus niveles históricos más bajos, y la Patrulla Fronteriza (con el doble de agentes) ha efectuado este año sólo una fracción de los arrestos de los que hizo en el año 2000, durante el pico de los cruces ilegales.CE