LAS VEGAS, ESTADOS UNIDOS.- El que 58 personas hayan sido asesinadas el pasado domingo en la cuidad de Las Vegas, no tiene que ver con el control de armas, un tema del que el presidente Donald Trump se negó a hablar ayer en su visita a la ciudad que vivió una de las peores masacres de la historia, sino con el hecho de que el tirador estaba loco.“No hablaremos hoy sobre la violencia de las armas. Esto fue obra de una persona enferma y demente”, indicó el mandatario en un breve encuentro con los medios de comunicación tras finalizar su visita al centro médico donde se encuentran algunos lesionados de la trágica noche. Según el diario Las Vegas Review-Journal, al autor de la masacre, Stephen Paddock, le recetaron en junio un fármaco —diazepam (valium)— contra la ansiedad que puede provocar comportamientos agresivos. En su visita al centro hospitalario, Trump destacó el trabajo de los médicos a cargo de los heridos, muchos de los cuales serán dados de alta en las próximas horas o días, y se refirió también a “la valentía de la policía y de toda la gente que ayudó a los heridos. Me hace sentir orgulloso”. Por lo pronto siguen las pesquisas en torno al móvil del ataque de Stephen Paddock, quien fue hallado muerto tras la tragedia.Hasta ahora, el FBI ha dado con quien fuera su novia, Marilou Danley, que regresó el martes pasado a Estados Unidos procedente de Filipinas. Aunque la mujer de 62 años, de origen filipino y nacionalidad australiana, no está bajo custodia, es una “persona de interés” para el Buró Federal de Investigaciones porque, según medios estadounidenses, Paddock le hizo una transferencia de 100 mil dólares una semana antes de la matanza.También se dio a conocer que el tirador instaló una cámara en la mirilla de la puerta de su cuarto de hotel y dos en el pasillo.
