El interesante estudio académico titulado “Sesgo de clase y participación desigual en el 2021 en Zapopan” que comparto a continuación comenzó a escribirse ese mismo año en las calles de El Colli. Eduardo reunía firmas en 2021 para competir como diputado independiente por Zapopan cuando un vecino le sugirió visitar otras colonias con más poder adquisitivo: “No te conviene estar aquí porque muy pocos votan”. A la postre enfrentó obstáculos para convertirse en político independiente. No reunió las firmas y denunció inequidad para los candidatos sin partido. Hoy Eduardo García, con 26 años, estudia la maestría en Administración Pública en la Universidad de Economía de Londres (LSE). Me escribió hace unos días tras leer mi artículo “Jalisco entre naranjas y morenos” en donde sugiero que tendremos una elección que enfrenta a las clases media-altas identificadas con el emecismo contra estratos sociales más vulnerables ligados a Morena. En el correo me adjuntó su artículo. Lo leí con sorpresa. Su hipótesis original giraba en torno a la promoción del voto ante el abstencionismo de los jóvenes. Pero descubrió una correlación más evidente entre pobreza y abstencionismo. Acordamos una videollamada. La elección de 2021 en Zapopan tuvo una lógica singular que podría repetirse este 2 de junio: votaron y pesaron más en el resultado los ricos, y votaron y pesaron menos los pobres no obstante ser mayoría. Esto favoreció a Movimiento Ciudadano. En Valle Real, la colonia con más participación, votaron 77% de los residentes. En Lomas de la Primavera, la colonia con menos participación, votó apenas el 22%. En la primera, el costo de una casa supera el millón de dólares. En la segunda, la cuarta parte de las viviendas tiene piso de tierra y 75% carece de acceso a Internet en su domicilio. En 2021 esto se configuró como un patrón. Las colonias más privilegiadas tuvieron una participación entre el 70 y 77%: Valle Real, Bugambilias, Rinconada Santa Rita, Santa Catalina, San Wenceslao, Rancho Contento, etc. En cambio, las colonias más marginadas como Valle de los Molinos, La Rumorosa, La Higuera, Mesa de los Ocotes, Arroyo Hondo, San Juan de Ocotán, entre otras, tuvieron tasas de participación entre el 22 y 28%. Eduardo pondera en su artículo que mientras las secciones electorales más pobres de Zapopan aglomeran un 58% más de población que las ricas, las primeras votaron un tercio menos. Significa que la minoría con mejores condiciones de vida decidió el resultado final sobre una mayoría con alto índice de rezago social. En mi columna antes señalada comenté que, según especialistas, el voto duro emecista de Zapopan está en fraccionamientos de clase media-alta a donde no entran las encuestas. Esto explicaría en parte el triunfo arrasador naranja de 2021. “Aunque no podemos afirmar una causalidad entre pobreza y abstención, quizá existan otros factores correlacionados, las diferencias en votación entre ricos y pobres fueron tan pronunciadas, que los pobres aun con una población mucho mayor generaron significativamente una menor cantidad de votos”, advierte el estudio. Estos son datos irrefutables. Su interpretación y sus consecuencias son todavía más interesantes como el riesgo de que exista un sesgo de clase en las decisiones políticas que pudieran perpetuar la pobreza y la desigualdad. Esto último lo explicaré en mi columna de mañana.