La extremada mesura del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, al fijar su posicionamiento luego de que la Cámara de Diputados aprobó el dictamen de la Reforma al Poder Judicial, que incluye un transitorio sumado de último momento, y que amplía su mandato por dos años, abrió el riesgo de perder uno de los últimos reductos para hacer contrapeso a las tentaciones autoritarias que cada día se asoman más en el gobierno de la autollamada cuarta transformación.Aunque si bien aclaró que él no buscó ampliar su periodo como presidente de la SCJN y no participó en la redacción de la reserva que agregaron de última hora en la Cámara de Senadores, nunca fue contundente en su rechazo a esa posibilidad y abrió enormes dudas al señalar que va a esperar a que ese artículo transitorio que amplía dos años el plazo de su presidencia sea impugnado y discutida por sus colegas en la Corte cualquier cuestión de inconstitucionalidad, debate en el que dijo, no participaría por ser un eventual beneficiado del mismo.En diversas entrevistas para radio el viernes pasado, Zaldívar sostuvo que debía ser “extremadamente respetuoso de los cauces institucionales” y que sería irresponsables de su parte “que por hacer caso al clamor popular” para quedar como héroe que se inmola, pero que prefiere no “abonar a la confrontación del país”. Zaldívar agradeció los halagos que ha recibido del Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero descartó que la intención de ampliar su periodo tenga que ver con la existencia de ánimos reeleccionistas del titular del Poder Ejecutivo.Lo que habrá que decir también es que pese a que el tema de la ampliación de mandato de Zaldívar eclipsó el debate de fondo, propios y extraños, incluido el propio presidente de la SCJN, reconocen que se trata de una reforma judicial necesaria para seguir limpiando al Poder Judicial al buscar poner freno a actos de corrupción y de nepotismo en los juzgados federales. La de mayor calado y trascendencia desde 1994 según Zaldívar.Pero sin duda la mala noticia es que la ambigua postura del presidente de la Corte debilite la autonomía del Poder Judicial frente al Poder Ejecutivo ante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que ha mostrado con creces un profundo desprecio por los contrapesos como el de los organismos constitucionales autónomos que nos costaron años construir como sociedad.Muchos esperábamos que Zaldívar saliera desde hace una semana que se supo de la iniciativa, pero lo hizo siete días después hasta que se aprobó en la Cámara de Diputados sin la contundencia que también muchos esperábamos bajo el argumento del respeto a la Constitución que la reforma viola, por ello sigue en riesgo no solo la independencia de la Corte sino su reputación, prestigio y credibilidad.jbarrera4r@gmail.com