Propios y extraños reconocen que el ministro Arturo Zaldívar tuvo momentos luminosos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al ser el autor de proyectos realmente de avanzada en materia de ampliación de libertades y en la defensa de las garantías individuales de los mexicanos. Pese a no haber desarrollado una carrera judicial, y haber llegado a ministro propuesto por el entonces Presidente panista Felipe Calderón en el 2009 sin haber sido juez de distrito o magistrado de circuito, sino un destacado litigante con ideas progresistas, logró asumir la Presidencia de la Corte en enero de 2019, un mes después de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador asumiera la Presidencia de la República tras su arrollador triunfo electoral en el 2018.Su sorpresiva renuncia de ayer al cargo de ministro, que no anunció en la sesión de la Corte, sino que la hizo circular en sus redes sociales con una carta con inequívocas claves de su simpatía con el Gobierno de la autollamada cuarta transformación, así como su inmediato encuentro con la futura candidata presidencial de la alianza Morena-PT-Verde, Claudia Sheinbaum, le dio la razón a sus detractores dentro de la SCJN, que en sus cuatro años como presidente del Poder Judicial federal le pusieron el mote del “político con toga”, por su creciente cercanía con el Gobierno de López Obrador.Fue tal la seducción que desde el Poder Ejecutivo se lanzó al titular del Poder Judicial, que meses antes de que concluyera su periodo como presidente, López Obrador propuso a Zaldívar reformas que le permitieran ampliar su periodo al frente de la Corte al menos dos años más, “ya que él era el único ministro no corrupto”. Lejos de rechazar tajantemente esta propuesta violatoria de la Constitución, Zaldívar se dejó querer y calculó por meses esa posibilidad que finalmente rechazó, pero que le hizo perder su credibilidad y respeto.Así, vio más por su futuro político que por la independencia del Poder Judicial en su fase como presidente de la Corte, en la que dilapidó gran parte del prestigio y la reputación que construyó como ministro cuando actuó como un juez que como él mismo señaló ayer en su carta de renuncia impulsó “los criterios más vanguardistas que constituyeron el nuevo paradigma constitucional en la defensa de los derechos humanos de todas las personas”.Tras más de 10 meses de enfrentamiento de López Obrador con su sucesora en la presidencia de la Corte, Norma Piña, Zaldívar decide dejar la toga y sin rubor alguno afirmar que le toca ahora consolidar “la transformación de un México más justo y más igualitario”. Será, pues, el ministro eclipsado por la 4T y no más el político con toga. jbarrera4r@gmail.com
