Cuando dices que eres incapaz de no lastimar a los demás, es muy importante que te incluyas, tú eres parte de los otros. Esto viene a indicarnos la importancia que tiene en nuestras vidas el sabernos cuidar bien a nosotros mismos. Si no le haces daño a nadie, tampoco te lo hagas a ti mismo. Lo que pasa, es que si es muy frecuente el que te descuides a ti mismo@, en busca de atender a los demás y no hacerlo contigo. Si no quieres lastimar ni dañar a los otros, recuerda que tu eres parte de las personas a las que no les quieres hacer daño. Es un recordatorio inclusivo, el estar al pendiente de tus necesidades y requerimientos, tanto como lo estás dispuesto hacer por los demás. Ese increíble desequilibrio, que muchas amas de casa sufren al ser tan atentas y dedicadas con sus hijos y familiares, que llegan a caer en una fatiga y agobio, simplemente porque atendieron a todos menos a ellas mismas. Y sucede mucho. Porque además se conjuga con la insensibilidad de los amigos y parientes de no fijarse en que ella también requiere atenciones para, mínimo comer o descansar un rato. Bueno, hay casos en que llega al extremo de una fiesta en casa, que no hay quien ayude a recoger todos los platos sucios, lavarlos y guardarlo. Y todo lo tiene que hacer ella misma, porque no hay una actitud positiva para acompañarlas en una tarea indispensable. Tenemos que ser más considerados con las personas que se entregan y dedican plenamente a sus seres queridos e invitados. Para que también se sientan atendidas y consideradas en su esfuerzo. Pero no se trata de que los demás resolvamos una situación que deben de empezar por resolver en ell@s mism@s, al incluirse en las magníficas atenciones que tienen con los demás, para que también las tengan consigo mism@s. En una lógica del tú eres yo y yo soy tú, así se abre la puerta a una caridad mayor consigo mismo, al igual que con los demás.