Es una pena que nuestro país haya perdido a buena parte de su Presidente por atender los frívolos desplantes de uno de sus hijos.Tal parece que el pequeño José Ramón se chamaqueó a su papá. Seguramente el mismísimo López Obrador se sorprendió cuando empezó a hacerse pública la forma ostentosa en que su vástago lleva ya un rato viviendo en Houston de mansión en mansión y traicionando ética y moralmente el proyecto de honorabilidad y honestidad de su papá.Quizás el Presidente sabía que su hijo vivía en Houston, pero nunca cómo vivía.Estará usted de acuerdo conmigo en que si el pequeño José Ramón le hubiera consultado o siquiera informado a su papá lo que pretendía hacer con su mujer en aquella ciudad texana el viejo tabasqueño hubiera paternalmente hablado con él para hacerle entender que aquello era escandalosamente indebido.Lo hubiera cacheteado pues.Ahora, cuando se han conocido los detalles (lo que hubiera ocurrido tarde o temprano) sobre la vida en Houston del pequeño José Ramón el Presidente ha dedicado buena parte de su hígado, de sus espacios mañaneros y de la atención de su equipo de comunicación a tratar de defender lo indefendible.Quizás digan hasta el cansancio que no hay conflicto de intereses a pesar de que todos los elementos apuntan a que sí lo hay, pero más allá de eso no deja de ser muy agraviante para los pobres de los pobres que llevaron a López Obrador a la presidencia que el pequeño José Ramón haya migrado a Houston, dándole la espalda al proyecto de su papá.Y ese tiempo que el Presidente ha dedicado a defender abierta y veladamente al pequeño José Ramón es tiempo que ha dejado de dedicar a problemas puntuales que están erosionando a la Cuarta Transformación.Se ha minimizado el tema de la inflación, que es la mayor en dos décadas, y que ha empezado una espiral de aumento de precios encabezados por el de la gasolina que ya golpea a una población de suyo dolida por los recientes embates de la Pandemia.Se minimiza que haya territorios y ciudades importantes como Caborca, en Sonora, literalmente tomados por los grandes cárteles sin que ni ejército ni guardias nacionales ni autoridad alguna puedan hacer algo por estas poblaciones secuestradas. Y también se dejó de dar importancia a una llamada telefónica amenazante a un funcionario estadounidense que estuvo a punto de reventar la exportación de aguacate de Michoacán a Estados Unidos lo que hubiera representado ahorcar a un sector el que a pesar de la inseguridad creciente ha mantenido un comportamiento brillante en la economía de cientos de personas.Y todo por la frivolidad del pequeño José Ramón.Y aunque los encuentros y desencuentros de López Obrador con sus Molinos de vientos ocurren en un ring llamado clase media, hoy la erosión en la 4T sí está llegando a las bases en forma de reducción de recursos y de margen de acción.Y estando a la mitad del sexenio cuando el desgaste es natural se antoja muy complicado revertirlo aunque sea un poquito.platapi@hotmail.com
