Cuando llegué a este mundillo de los autos fui descubriendo que hay reglas no escritas en el terreno en el que nos movemos los periodistas automotrices. Son tantas cosas que ves desde esta trinchera que difícilmente las personas que buscan alguna opinión, consejo o coincidimos por el mero gusto por estas máquinas se podrían imaginar.Partiendo del hecho de ser sumamente afortunados por manejar muchos de los autos más recientes y poder reseñarlos, tenemos un trabajo que es fundamental para llevar a cabo cada prueba de manejo. Se trata precisamente de la recolección y entrega de los coches y camionetas que aquí les presentamos; y es algo curioso y a la vez es una parte de nuestra chamba que personalmente he visto cómo ha ido evolucionando en sus procesos, hasta que nos topamos con el coronavirus.Cómo olvidar aquellos viajes épicos de ida y vuelta a la Ciudad de México, muchos de ellos con Sergio Oliveira y Javier González Levy para entregar personalmente un auto y volver con otro. Más de mil kilómetros en un solo día tan solo para probarlos una semana y luego repetir el proceso las veces que fuera necesario. Es una época que extraño mucho, pues el cansancio era lo último que podía imaginar, ya que el hecho de probar los autos en carretera me daba una perspectiva más fiel para reseñarlos y “conocernos” mejor. Y no es que hoy no suceda el poder sacarlos un poco más allá de la periferia de esta Noble y Leal ciudad, pero estamos en el otro extremo de la situación gracias al confinamiento… y el manejo se reduce.Con el paso de los años llegaron los servicios de traslados y gradualmente fuimos perdiendo la oportunidad de viajar por carretera a la capital, tanto así que hoy en día ya no recuerdo el último coche que tuve que recolectar en la CDMX. Ahora distintas empresas profesionales se encargan del movimiento de los autos por todo el país, tanto para las pruebas que realizamos distintos medios como para eventos privados, y ellos nos han facilitado la vida al traer los coches a la oficina o a la casa, según sea el caso. Acostumbrados a este beneficio, llegó la pandemia en marzo a México y los autos afortunadamente siguieron llegando pero a cuentagotas tras la suspensión de préstamos de la mayoría de las marcas. Sin embargo, tenemos los suficientes por ahora para presentarles uno cada semana, mientras todo se “normaliza”.Pero es esta nueva normalidad la que, a diferencia del pasado, me hace ver los cambios en cómo recibimos los autos de prueba hoy en día. Antes, te bajabas del coche y te subías al que sigue. Ahora, al principio de la pandemia, nos saludábamos -los trasladistas y un servidor- con el codo (hasta que nos ha caído el veinte de que el ángulo interno del brazo podría estar contaminado, por aquello de estornudar o toser “correctamente”) o de lejitos y nos pasábamos la llave casi de uñita. Es así, que esta semana ya me tocó recibir un auto de prueba con más medidas preventivas y sanitarias, motivo por el cual quise compartirles este anecdotario.El trasladista se presenta con un saludo al más puro estilo “jao” y ataviado con guantes, cubrebocas N95 y una pequeña aspersora con líquido sanitizante. Acto seguido, el tablero recibe un baño de esa dosis de forma generosa, así como los asientos. Con el auto cerrado se deja actuar el químico (un microbicida orgánico) unos 10 minutos para, luego de las correspondientes firmas de recepción, abrirlo y como nuevo, sin bichos.Las obsesiones por la limpieza, que bien hacía falta en esta “suciedad”, apuntan hacia una nueva cultura que no solamente se queda aquí en la recepción de coches de prueba, sino que se verá reflejado por ejemplo en la entrega de unidades en agencias y en las fábricas donde las líneas de producción siguen ajustándose en sus protocolos y, a pesar de que estamos en el peor de los muchos peores momentos para reactivar la economía, México y su gente ya no pueden darse el lujo de parar una semana más. Ahora que el Gobierno nos ha aventado la papa caliente a los ciudadanos nos tenemos que cuidar a como dé lugar y eso incluye en mi caso recibir y entregar lo más limpio posible los autos que manejo, en una etapa más de nuestro bendito trabajo para cuidarnos entre colegas y a los que se suben en estos autos.mario.castillo@informador.com.mx / @MarioCastilloMX