Pedro Castillo y Volodímir Zelenski son muy parecidos en cuanto a su extracción política, el primero pasó del aula de clases a la presidencia, y el segundo lo hizo desde el escenario televisivo, es decir, uno y otro desde la inexperiencia teórica y, sobre todo, práctica del ejercicio político. Pero de momento Zelenski estaba en el lado correcto de las macrotendencias mundiales, lo cual le granjeó el apoyo inmediato de Estados Unidos y el mediato de la Unión Europea.El profesor Pedro Castillo dio prueba, como en su momento Francisco Madero, de su total inoperancia, de su incapacidad para manejar las marejadas partidistas dueñas desde hace años del Congreso peruano, incluso no fue capaz de controlar siquiera a sus propios simpatizantes en dicho parlamento. En pocos meses renuncias y nuevos nombramientos se sucedieron una y otra vez mientras el Congreso perpetraba, como lo ha hecho siempre, sus propias maniobras.Ante la OEA, Pedro Castillo había rubricado su discurso con una desafortunada frase por todo el trasfondo histórico que contiene: “América para los americanos”, quizás fue un guiño de ojo hacia Estados Unidos, quizás una ocurrencia inocente, lo cierto es que el líder del partido que lo llevó al poder de inmediato condenó este desliz verbal, las cosas no andaban bien.Las acusaciones de corrupción eran graves, las pruebas iniciales débiles, pero el encono muy fuerte, de cualquier modo, en Perú al igual que en México, lo mismo se puede condenar al inocente que absolver al culpable teniendo para ello las pruebas que sean necesarias; lo mismo le había sucedido en su momento a Lula en Brasil, y el que los jueces que lo condenaron fueran reconocidos y premiados en Estado Unidos ya era más que sospechoso.La guerra mundial que vivimos no gira en torno a otros valores que no sean los de la bolsa y el mercado, y en un escenario tan volátil, como el que tenemos cualquier estornudo, es atajado de inmediato como si se tratara de la peor de las influenzas. El asunto es que desde la óptica norteamericana ya son muchos los estornudos que se han producido justo en la costa del Pacífico, tan tradicionalmente sumisa a sus dictados. Que Chile girara de nuevo hacia la izquierda, y no sabemos por cuánto tiempo, y luego lo hiciera Perú, donde los intereses del capital son hoy tan crecidos, no era precisamente una noticia agradable.Algo ocurre en Perú que debería ser analizado a fondo, si consideramos que, de sus últimos 10 presidentes, solamente dos han logrado sobrevivir durante y después de su mandato, Fernando Belaunde y Valentín Paniagua (que sólo gobernó ocho meses). Alan García se suicidó ante la inminencia de ser extraditado, Fujimori está en la cárcel, Toledo con pedido de extradición (está bajo arresto domiciliario en Estados Unidos), Humala ya estuvo preso y sigue en proceso, Kuczynski está bajo arresto domiciliario, Vizcarra fue destituido a dos años de gobierno y tiene prohibido salir de Lima, y Merino que gobernó sólo cinco días, también se halla bajo proceso.Por lo pronto la sociedad peruana se ha convulsionado con una repercusión inmediata en su economía, un serio desbarajuste del orden, y una continuada inestabilidad de la que muchos estarán sacando partido o esperan hacerlo.