Se acabó la ansiedad para millones de norteamericanos -quienes ya cumplieron con su responsabilidad de votar- y después de una jornada electoral llena de tensión por lo cerrado de la votación, la tensionante y divisiva carrera por ocupar la Casa Blanca a partir del próximo 20 de enero ya es un punto de inflexión en la historia de la democracia del país vecino.Fue el “enfrentamiento” electoral entre una aguerrida fiscal -hoy vicepresidenta y de última hora investida de emergencia como candidata- y un delincuente no condenado -hoy expresidente-.El resultado de la elección pondría por primera vez a una mujer -afroestadounidense- en la máxima posición política del país más poderosa del mundo o regresaría a la oficina Oval a un criminal no convicto y con procesos penales pendientes para ejercer su mandato y a la vez atender en cortes las acusaciones en su contra.Al final del proceso, en una de las elecciones presidenciales más importantes y controversiales de la democracia. Terminamos de escribir esta reflexión editorial -cerca de la medianoche- con la incertidumbre de saber quien podrá llegar a los 270 votos electorales necesarios para llegar a la Casa Blanca. Si es Trump, será una decisión ciudadana que tendrá consecuencias en el resto del mundo. Además de históricamente sentar a despachar a un criminal no convicto en la oficina principal del 1600 de la Avenida Pennsylvania, ‘revolucionaria’ -a su peculiar estilo- la política internacional, la economía mundial, las relaciones bilaterales con muchos países, entre ellos México como principal socio comercial, sobre todo por lo relacionado por los temas migratorios, seguridad y drogas. Pero si es Kamala, sería histórico y esperanzador de no convulsionar el concierto universal. Por lo pronto, habrá que terminar de contabilizar con detalles los votos electorales para decirle a Kamala Harris, Welcome Mrs. President, o bien, parafraseando a Donald Trump, “You are fired”.¿Usted, qué opina?