Jueves, 10 de Octubre 2024

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Visita clave y ultimátum

Por: Daniel Rodríguez

Visita clave y ultimátum

Visita clave y ultimátum

Pasado mañana, el presidente de Estados Unidos Joe Biden estará de visita en Polonia. ¿Una visita de cortesía? Por supuesto que no. Se reunirá con los integrantes del grupo llamado los Nueve de Bucarest, que está integrado por Bulgaria, República Checa, Estonia, Polonia, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania y Eslovaquia, qué son países aliados de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) que se ubican geográficamente en la primera línea de defensa colectiva en el conflicto en Ucrania.

El mandatario estadounidense llega dos días antes -24 de febrero- del primer aniversario del inicio de las hostilidades rusas en su intento por invadir Ucrania. Un conflicto que se ha significado por ser la primera guerra en el continente europeo, 77 años después de la terminación de la segunda guerra mundial.

La presencia del presidente Biden en tan significativa fecha y después de apoyar desmedidamente a Ucrania, no es otra cosa que la demostración de la profunda preocupación de Estados Unidos por el conflicto que se ha desatado y definitivamente dejar una advertencia en el mismo frente de batalla que “el apoyo -a Ucrania- es inquebrantable”, según dijera John Kirby, el portavoz del Coseno de Seguridad de la Casa Blanca, durante el fin de semana.

Según The New York Times, “no hay que ser alarmistas, pero tampoco ingenuos: aunque aspiramos a que termine de inmediato, esta guerra podría ser el principio de una destrucción en Europa”, y posiblemente de un conflicto de otras dimensiones.

En el preámbulo de la visita de Biden, la maquinaria de Washington ha iniciado con su presentación de argumentos que nos lleva a poner en perspectiva la gravedad de lo que sucede en Ucrania. El sábado en la Conferencia de Seguridad de Múnich, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris dijo que su país tiene manera de demostrar “los atroces crímenes cometidos por Rusia” en la guerra en Ucrania, lanzando una advertencia que “tendrán -los rusos- que rendir cuentas ante la justicia. Y debemos de estar de acuerdo en que, en nombre de las víctimas, conocidas y desconocidas, es necesario impartir justicia”.

Hace apenas dos meses una investigación de Naciones Unidas había concluido que las tropas del Kremlin “de forma sistemática” han cometido acciones “bárbaras e inhumanas”.

Al cumplir un año de las hostilidades en Ucrania, el apoyo del bloque Estados Unidos junto con el resto de miembros de la OTAN ha sido incondicional. Y si al principio se pensó que sería un conflicto que no se prolongaria, se ha extendido, pero a la vez el invasor -Rusia- se ha debilitado, lo que ha resultado una sorpresa para mismos rusos, quienes se han visto disminuidos en arsenal como en personal militar para llevar a cabo una operación de esa envergadura. Sin embargo, a pesar del mal cálculo desde el Kremlin, tienen la capacidad para continuar dañando a la población civil. De acuerdo con datos oficiales, los muertos civiles llegan casi a 6,000, entre ellos casi 400 niños. Los heridos casi llegan a ocho mil, mientras que los militares -ucranianos y rusos -muertos o heridos se contabilizan en alrededor de los 280 mil.

Según Philip Wasielewski, del programa Eurasia del Instituto de Investigación de Política Exterior, las tropas rusas no están adecuadamente preparadas. “Si Rusia decide lanzar una gran ofensiva, con estos soldados mal entrenados, mal dirigidos y mal equipados con un apoyo de artillería limitado, corre el riesgo de un gran número de bajas, pérdida de control y unidades que se retiran o se separan”.

Lo delicado de la situación  que ha surgido en las últimas horas, es que la alianza entre Rusia y China se ha consolidado. Ayer domingo el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken advirtió en una entrevista con la cadena de televisión  CBS, que China está estudiando la posibilidad de suministrar armamento y municiones Rusia, lo que pudiera provocar "graves consecuencias" -dijo el funcionario- en el ambiente internacional, cuando Washington no solo tendría que lidiar con los desplantes de Moscú, sino también con la riesgosa participación de Pekín.

Y es precisamente la intención de la visita clave de esta semana del presidente Biden al acercarse a la zona bélica, es el ponerse prácticamente ‘cara a cara’ frente al invasor, aprovechar el descontrol ruso, reforzar las alianzas con los países involucrados en la órbita del conflicto para dar la voz de mando en persona, enviar un ultimátum para que el conflicto no escale a otros riesgosos niveles y por supuesto evitar que la pugna continúe provocando la muerte de miles de inocentes que forman parte de un país que sólo busca consolidar su futuro fuera de los tentáculos del Kremlin. ¿Usted qué opina?

daniel.rodriguez@dbhub.net

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