En nombre de la modernidad se han perpetrado innumerables agresiones al buen gusto. Los muertos a los que los iconoclastas declarados quisieron extender los correspondientes certificados de salud, gozan de cabal salud… Por fortuna, dentro de la modernidad ha habido autores cuyas obras, por su belleza, se han ganado el derecho de alternar con las consagradas. De ahí la validez de que en la programación de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) se incluyeran lo mismo obras consolidadas en todos los repertorios, como las tres de Beethoven incluidas en la velada inaugural de la Primera Temporada 2020, que piezas de factura contemporánea (o casi), como las del segundo programa, ofrecido el jueves en el Teatro Degollado.Beethoven, la semana pasada, llenó la sala. El jueves hubo poco más de media entrada, para un programa que incluía una obra de repertorio (la suite Mamá la Oca, de Ravel) y dos piezas de estreno en Guadalajara: Cuaderno de Viaje, de Alexey Shor, y la Sinfonía No. 5 de Claudio Santoro.Con Neil Thomson como director huésped, la OFJ volvió a exhibir la ductilidad que la caracteriza, mediante la lectura de una obra (la de Ravel) desbordante de sensualidad y dulzura que, sin convertirse en música de programa, recrea, mediante sugestivas sonoridades, varios cuentos infantiles de Perrault: La Bella Durmiente, Pulgarcito, La Emperatriz de las Pagodas, Conversaciones de La Bella y La Bestia, y El Jardín de las Hadas.Con la jovencísima pianista china Huiping Cai (21 años) como solista, se incluyó en la parte central del programa una gratísima sorpresa para los oyentes: Cuaderno de Viaje, de Alexey Shor (nacido en Kiev, emigrado a Israel en 1991 y actual residente en Estados Unidos), de la que hay varias estupendas referencias en Youtube; (la de Sofia Vasheruk con la Orquesta Sinfónica del Estado Armenio, muy señaladamente). La obra, bella, esencialmente melódica, muy bien podría ser calificada como concierto, con la única salvedad de que incluye ocho cuadros, disímbolos, contrastantes -plácidos los nones, vigorosos los pares-, en vez de los tres movimientos tradicionales. El virtuosismo de la solista fue recompensado con merecidas ovaciones, correspondidas por Huiping con un encore.El cerrojazo del programa correspondió a la obra de Santoro -pródiga en sonoridades con reminiscencias de Prokofiev y Stravinsky; demasiado moderna, se diría- mencionada líneas arriba.El programa, como de costumbre, se repite este domingo, en la misma sala, a las 12:30 horas.