La violencia que se desató en varios estados del país desde el pasado 9 de agosto, empezando en Jalisco, generó una combinación absurda de hipótesis y explicaciones; una mezcla descabellada de justificaciones y acusaciones que, cómo no, comienza en Palacio Nacional, en la rueda de prensa del Presidente Andrés Manuel López Obrador.Han quedado tan cuestionados y aplastados los principios más básicos que han sostenido la estructura jurídica, el sentido de la justicia y la condena a los delincuentes, que se hace indispensable rescatar algunos apuntes elementales y contrastarlos con otros que son totalmente equívocos.Comencemos con esta última parte. En su afán de sostener que la violencia no es tanta ni tan grave, el Presidente López Obrador acusa a sus adversarios, autores de una propaganda tan poderosa que incluso “cambian” la percepción y provocan que los mexicanos estén preocupados y asustados por los eventos de violencia que se vivieron en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua, Baja California y Michoacán. ¿Qué solución propone? ¡Extender la mañanera también a los días sábado! En su razonamiento, el mandatario considera que con su rueda de prensa, podrá hacerle contrapeso a la información que difunden los conservadores.En otras palabras: no hay que enfrentar la violencia; debe combatirse su difusión.Otra anotación: después de días de información cruzada y datos que debieron corroborarse para que finalmente se hiciera público cuántas víctimas hubo y en dónde, el Presidente anuncia una conferencia adicional, ahora a cargo de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Ciudadana, y del secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Que ellos expliquen.¿La explicación? Sí está funcionando la estrategia denominada “Abrazos, no balazos”, y ahí están las estadísticas para corroborarlo, afirma el secretario de Gobernación, minutos después de que la titular de Seguridad sostuvo que están perfectamente identificados los motivos que detonaron las acciones de violencia en al menos cinco estados de la República.Dicho de otra manera: saben cuáles son los motivos, aunque no se atendieron a tiempo.Las autoridades de primer nivel intentan convencernos a todos de que no es grave lo que sucedió, aunque lo atestiguamos.Y quedan muchas preguntas sin responder, porque hacerlo sería admitir lo que nos dicen que no existe:¿Quedaron controladas las células criminales que causaron la violencia?¿Quiénes debían ser detenidos y no lo fueron? ¿Es parte de un operativo mayor que no se ha revelado?¿Los líderes del crimen organizado son más fuertes?¿Qué implicaciones tiene la decisión del presidente López Obrador de pasar el mando de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional?Lo más grave de esta situación es que se mantiene la línea de gobernar con base en discurso. Jorge Octavio Navarrojonasn80@gmail.com / @JonasJAL