Jueves, 26 de Diciembre 2024

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Vértice de la caridad

Por: José Luis Cuellar de Dios

Vértice de la caridad

Vértice de la caridad

Monseñor Aloysius Schwarts nacido en Washington en 1930 y fallecido en 1992 ha sido un personaje que al margen del reconocimiento que por parte de la Iglesia Católica le hizo al nombrarlo venerable, es relativamente poco conocido a pesar de la enorme herencia filantrópica que dejó en su paso por la tierra.

Monseñor Aloysius fundó las congregaciones HERMANAS DE MARÍA y HERMANOS DE CRISTO, cuya misión es la protección, cuidado y educación de niña(o)s huérfanos o en situación de abandono. Las congregaciones tienen ahora presencia en varios países del mundo, destacadamente en aquellos cuyas condiciones socio-económicas son frágiles generando diversos grupos vulnerables, grupos que sin la presencia de las instituciones ya citadas condenaría a miles de niños a un vida de dolor sufrimiento y peligro hasta inscribirlos en la legión de los excluidos.

Aquí en el Estado de Jalisco, en el municipio de Acatlán de Juárez se cuenta con la presencia de las dos instituciones desde hace 20 años, se calcula que están inscritos cerca de dos mil niños en una de ellas, número proveniente de varios Estados de la República a los que se atiende con casa, comida y sustento, tal y cual Divina Providencia además, por supuesto, de la educación basada en programas académicos aprobados y comprobados, por cierto se da especial atención a la enseñanza de todo tipo de talleres lo que permite a cada alumno salir a la vida con preparación que le permita incluirse en la sociedad laboralmente hablando.

La subsistencia de las dos instituciones está basada en diversos grupos de apoyo, tanto los de la sociedad como del gobierno, sin olvidar el de particulares que bajo la norma del anonimato apoyan tan admirable causa; se dice que el  mejor filántropo es aquel del que no se conoce su nombre, son muchos los casos de tapatíos que entran en esta categoría para orgullo de la propia sociedad.

Las dos instituciones, la de niños y la de niñas también hacen su esfuerzo y periódicamente organizan todo tipo de eventos con el fin de recaudar fondos, precisamente antes de ayer se llevó a cabo uno de ellos consistente en una posada a la que afortunadamente asistieron muchas personas, dando clara muestra de sentido de comunicación social y de ejemplar inclinación a la compasión humana. Acertadamente dice Francois de Salignac: “casi no hay cosa imposible para quien sabe trabajar y esperar”. Frase que podría estar inscrita en algún muro de las dos instituciones.

La vida en el planeta tierra ha transcurrido, transcurre y transcurrirá bajo una condición irreversible, la maldita DESIGUALDAD, pocos dueños de todo, muchos dueños de nada, pocas manos llenas, muchas vacías, de ahí que cobra mayor importancia la presencia de organizaciones filantrópicas que por amor al prójimo regalen sobre todo su tiempo a la asistencia de tantos y tantos grupos vulnerables que existen a lo largo y ancho del planeta. Las hermanas de María y los Hermanos de Cristo son un verdadero ejemplo de cómo trabajar para bien de los demás. El  desmesurado amor al prójimo de Monseñor Aloysius hizo posible que miles de niños destinados al destierro, o al entierro, sean ahora miembros ejemplares de la sociedad.

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