Sábado, 07 de Septiembre 2024

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Venezuela: La hora de la verdad

Por: Luis Ernesto Salomón

Venezuela: La hora de la verdad

Venezuela: La hora de la verdad

Hace unos días, un amigo colombiano me llamó para hablar sobre la crisis en Venezuela. La conversación rápidamente giró hacia la posición de México ante la situación. Nuestra respuesta cautelosa fue que México aún estaba procesando los hechos y que, junto con otros países, exigía la publicación de los resultados por mesa de votación. Pero la realidad es que, a dos semanas de las elecciones, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela sigue sin revelar las actas que confirmarían, o no, la victoria de Nicolás Maduro.

Mientras tanto, la oposición, en un movimiento que tomó por sorpresa al régimen, publicó el 83.5% de las actas en internet, revelando un resultado devastador para Maduro: Edmundo González Urrutia habría ganado con el 67% de los votos, frente al 30% que obtuvo el actual presidente. La reacción del gobierno no se hizo esperar: represión, censura y la implantación de una narrativa para crear un clima de miedo.

Los números son alarmantes: decenas de muertos, miles de detenidos y una sociedad asfixiada por la censura. El régimen, en un intento por silenciar a sus críticos, ha bloqueado temporalmente la red social X (anteriormente Twitter) y ha instado a eliminar WhatsApp de los teléfonos, conscientes de que estas herramientas son vitales en un país donde la libertad de expresión se reduce dramáticamente.

La crisis económica y social que enfrenta Venezuela es insostenible. La inflación descontrolada y el deterioro de la imagen del régimen han erosionado la base electoral del chavismo, propiciando el resurgimiento de una oposición que, por primera vez, parece tener el poder de desafiar al régimen de manera significativa. Sin embargo, este desafío no ha venido sin consecuencias. Las represalias contra los opositores han intensificado la incertidumbre, y el éxodo masivo de venezolanos, que ya alcanza casi los ocho millones, es una muestra clara del desespero de la población.

En el escenario internacional, Venezuela se ha convertido en un campo de batalla diplomático. Brasil, Colombia y México lideran un bloque que intenta una salida negociada, mientras que Argentina, Ecuador y otros países condenan las elecciones como una farsa antidemocrática. Estados Unidos ha reconocido los resultados de la oposición, pero también ha respaldado los esfuerzos diplomáticos de Brasil, Colombia y México, conscientes de que una solución pactada es cada vez más difícil de alcanzar.

El endurecimiento de Maduro parece una estrategia desesperada para fortalecer su posición en una eventual negociación. Sin embargo, también podría precipitar una crisis social y política sin precedentes, con consecuencias desastrosas para toda la región. Colombia, Chile, Perú y México ya están sintiendo la presión, con un aumento incesante en el número de refugiados venezolanos que buscan asilo en sus territorios. No es casualidad que México haya recibido a más de 120 mil solicitantes de asilo venezolanos, que en Estados Unidos esa cifra haya crecido a medio millón en los últimos dos años, y que Perú y Colombia alberguen a más de un millón y medio y dos millones de refugiados, respectivamente.

Resolver este conflicto requiere una habilidad negociadora excepcional, capaz de convencer a los verdaderos factores de poder en Venezuela: las Fuerzas Armadas, los aliados estratégicos de Maduro y una oposición organizada. Sin embargo, es innegable que el régimen de Nicolás Maduro ha cruzado todas las líneas rojas, quedando cada vez más aislado por sus propias acciones. México, cuya diplomacia ha sido discreta y poco eficaz, ha dejado el liderazgo en manos de Brasil y Colombia, pero con la conciencia de que respaldar a un régimen que ha pisoteado las normas democráticas no es una opción viable. El presidente Boric de Chile, una voz respetada dentro de la izquierda, ha sido contundente al declarar su convicción de que Maduro intentó cometer un fraude. Su postura resuena con fuerza y presiona a los negociadores que enfrentan la titánica tarea de llevar a un régimen, que se ha desviado completamente de la normalidad democrática, a la mesa de negociaciones.

En este punto, la pregunta no es si Maduro cederá, sino cuándo y a qué costo para el pueblo venezolano y la estabilidad de la región.

luisernestosalomon@gmail.com

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