Curiosas y afortunadas coincidencias en cuanto al tema y a fechas ocurrieron hace unos días casi simultáneamente. Por principio de cuentas, el 30 de agosto se cumplieron 10 años del fallecimiento de uno de los luchadores sociales más intensos y convencidos de la causa de los derechos de las personas con discapacidad, Gilberto Rincón Gallardo. Originario de la Ciudad de México nació con una discapacidad física a la que enfrentó toda su vida con entereza y “gallardía” experiencia y razón que lo impulsó a tomar desde joven la causa de las personas con discapacidad.Su tiempo y aportaciones al tema lo hizo dueño de un currículo brillante y generoso que trascendió no solo en el país sino más allá de sus fronteras, llegando a ser Presidente del Consejo Nacional para prevenir la discriminación y luego miembro consultivo de la UNICEF en México. Tal fue su convicción que aceptó ser candidato a la Presidencia de la República Mexicana en las elecciones del año 2000.El pensamiento de Gilberto Rincón queda plasmado en la siguiente declaración: “Desde niño tuve una influencia muy fuerte de valores humanos que son insustituibles, el respeto y la preocupación por el otro, la idea de compromiso con la comunidad en la que uno vive y eso se va traduciendo en el compromiso por la lucha social”.Un hombre íntegro y talentoso cuyo trabajo estuvo dedicado al tema de la discapacidad, tema que con sus conceptos y principios lo convirtió en maravillosa aportación a la causa. Un RIP para Gilberto Rincón Gallardo.Luego, el 1 de septiembre pasará a la historia, ya que por primera vez en la historia de la política mexicana una persona ciega -insisto, no son invidentes, son personas ciegas. Si conoce a un vidente recomiéndelo- ocupa una curul como diputado por la vía plurinominal del partido MORENA en la LXIV legislatura.Hablamos de Hugo Rafael Ruiz Lustre, quien perdió la vista a la edad de 17 años, convirtiéndose desde entonces en activista social de la causa de las personas con cualquier tipo de discapacidad. El flamante diputado tiene ante sí una enorme y delicada tarea: sensibilizar a la sociedad mexicana en general para superar la “indiferencia que mata” (Papa Francisco sic). Hugo Rafael bien sabe que el colectivo de las personas con discapacidad requiere no justicia transitoria sino definitiva.Siguiendo con el tema, el pasado fin de semana se presentó, con mucho éxito por cierto, un grupo teatral formado por artistas cubanos, ciegos todos ellos, que actúan en el escenario sin la ayuda de bastón. Cada función se convirtió no solo en un homenaje al esfuerzo de la superación, sino en vivo ejemplo de la extraordinaria claridad que cada uno de ellos tiene de su condición a tal grado de declararlos vencedores.Casos, los tres en los que estamos, como sociedad, obligados a reconocerles y tratar de imitarlos a fin de no permitir que la indiferencia se convierta en amnesia moral, fenómeno del que tenemos cotidianos y lamentables ejemplos. El colectivo de la discapacidad requiere de una plena y total INCLUSIÓN y para alcanzar esa anhelada meta debemos convencernos de que la verdadera inclusión es aquella postura que se toma como forma de vida.