Sábado, 23 de Noviembre 2024

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Uribe, ¿fortaleza o debilidad del alfarismo?

Por: Jorge O. Navarro

Uribe, ¿fortaleza o debilidad del alfarismo?

Uribe, ¿fortaleza o debilidad del alfarismo?

Cuando el presidente municipal de Guadalajara con licencia, Enrique Alfaro Ramírez, ha dicho en sus mítines de precampaña que “de llegar a ser candidato” hará esto o aquello, pareciera una expresión fingida. Será candidato a gobernador por Movimiento Ciudadano (MC). ¿Quién puede dudarlo y argumentarlo convincentemente?

Sin embargo, la precampaña de Alfaro sí presenta puntos débiles en los que urge invertir tiempo y soluciones antes de iniciar la campaña formal. ¿Cuáles son sus debilidades? Como cualquier otro aspirante, presenta varias. Propongo revisar sólo una: la integración de su equipo de colaboradores cercanos.

El estilo personal de Alfaro Ramírez es, digamos, sobrado de energía y muchas veces escaso en cortesía. Sobre todo durante las discusiones y toma de decisiones importantes pesa más su liderazgo y determinación que los razonamientos de otros miembros de su administración o su grupo. Eso ha provocado diferencias profundas.

En el ejercicio de la política y la administración pública las diferencias son naturales; el debate, la controversia y hasta el choque de posturas se resuelven, sin embargo, con el acuerdo y la negociación. Pero aparentemente, en la relación entre Alfaro y sus allegados existen desgastes que a largo plazo terminan en divisiones irreconciliables.

El próximo candidato a gobernador ha tenido desavenencias, por ejemplo, con todos los presidentes municipales metropolitanos de su partido. Aunque no las hayan hecho públicas, debieron resolverse en su momento. Había un imperativo superior antes de las elecciones: gobernar.

Pero ahora las cosas cambian. En la carrera electoral 2018 los acuerdos con otras fuerzas políticas como Acción Nacional o el Partido de la Revolución Democrática, y la jerarquización de proyectos, en los que necesariamente es más importante el de Alfaro, han debilitado la alianza que antes parecía inquebrantable. Es el caso de Alberto Uribe Camacho, presidente municipal de Tlajomulco de Zúñiga, quien ya fue anunciado como coordinador de la campaña de Alfaro e incluso de la estrategia de comunicación de todas las campañas políticas de MC.

Uribe no está conforme con la forma como se han conducido varias estrategias y con algunas determinaciones. El tema escaló de tal modo que incluso se ha instalado la posibilidad de que él deje la coordinación y se separe; si al final el rompimiento se concreta, será un duro golpe para el proyecto alfarista, sin que eso signifique necesariamente una derrota anticipada.

Si finalmente logran un acuerdo, de cualquier manera habrá evidencias de debilidad en los cimientos; eso no conviene a las ambiciosas metas que anuncia el propio Enrique Alfaro en su proyecto de gobierno.

No es la primera vez que Uribe Camacho tiene diferencias con el líder del alfarismo. Incluso públicamente ha dicho que tiene iniciativas propias y lo demostró con creces en Tlajomulco. Reconocimientos nacionales a procesos innovadores y de vanguardia en su administración son prueba clara. Vamos, entre sus decisiones de gobierno hay gestos como haber iniciado negociaciones con el gobierno de China para atraer inversiones. Un alcalde en lides de geopolítica comercial.

En ese equipo cerrado que traza estrategias con Enrique Alfaro consideran que no es posible perder a Uribe; es una pieza fundamental. Debe haber cambios de fondo para evitar que una fortaleza sea luego debilidad.

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