De nueva cuenta, la evocación de los lamentables sucesos ocurridos en el 68 en el país ha servido para que políticos de diversas tendencias de nuestro panorama actual, o como el de entonces, busquen justificar o lucrar en función de sus intereses personalísimos.Los más, en función de lo que han venido lucrando desde entonces. Mientras que los menos, en razón del dolor que les causó la pérdida de un hermano, padre, primo, amigo, conocido o estudiante de aquella época, que por las razones que hayan sido: estar involucrados en el movimiento estudiantil, vivir en el área en donde se escenificó su muerte, estar en el lugar y momento equivocado, ser un inconforme con la situación que se vivía, encantarle el relajo y sumarse a la manifestación, perdieron la vida por una causa que hicieron propia o desconocida.A quienes, reitero, los lamentables acontecimientos les ha servido para ocupar diversas representaciones de carácter social o popular, mismas que van aparejadas de un beneficio patrimonial (que es de lo último de lo que quisieran hablar o brindar alguna explicación); empero, si alguien hiciera una leve investigación del estatus económico que guardan todos aquellos que hoy continúan calificándose como “de izquierda”, que reprueban las decisiones tomadas por algún tipo de Gobierno, ya sea local o del exterior, vaya que encontrarían ¡sorpresivas! formas de vida que nada tienen que ver con sus encendidos discursos de tribuna, sin importar el partido político u organización de la cual se digan o sean participantes.“Políticos” como Pablo Gómez y muchos más, de cuyos nombres no quiero ni acordarme, viven hoy como millonarios, gracias a que han sabido aprovecharse de lo ocurrido cuando México fue sede de las Olimpiadas, escenario mundial, vitrina internacional, por lo que oscuros intereses internos y externos a nuestra gran nación intervinieron con los resultados que continuamos lamentando.Los más, viven muy bien de la política. Otros también, pero de escribir y/o narrar dichos acontecimientos, así como de elucubrar acerca de lo sucedido; algunos más se dicen intelectuales o académicos -y cobran como si lo fueran- pero todos continúan diciéndose “de izquierda”.APUNTEEjemplos del aprovechamiento insano de personas de poca calidad moral y “política”, es pretender equiparar los hechos del 68, con el de los 43 asesinados en Ayotzinapa, Guerrero -ellos le llaman desaparecidos, porque así les conviene-. O el mandar quitar placas conmemorativas de quien ya murió y ahora nadie se atreve a defender.Mientras que ejemplos de congruencia y de la dificultad que implica una “Decisión de Estado”, la podemos encontrar -toda proporción guardada- en algunas de las adoptadas por Benito Juárez, quien en diversos momentos de su actuar tuvo que tomar decisiones personales y familiares que involucraron disposiciones de Estado.