"Hoy la Tierra está de luto; hoy está de fiesta el Cielo" Tomás Perrín Pocas veces resulta tan odioso como ahora hablar en primera persona. Sin embargo, es inevitable... Es inevitable reparar en que tanto la afición por el futbol como la carrera periodística emparentada con el deporte, estuvieron vinculadas con Pelé: desde el recuerdo de las transmisiones del Mundial de 1958 en Suecia, a través de los primeros radios transistores, hasta la noticia de su muerte, hoy, pasando por el Mundial de 1962, en Chile, en que Pelé jugó solamente un partido completo, contra México precisamente; por el de 1966, en Inglaterra, el primero que se transmitió a todo el mundo por televisión vía satélite, y el de 1970, en México: el de la consagración de Pelé y la conquista definitiva de la ya existente -en todos aspectos- Copa Jules Rimet, y el apéndice de los dos años en el Cosmos de Nueva York. Más allá de haberlo visto en la cancha con el Santos, el Pentagonal de 1961 en el Estadio Jalisco, y con la Selección Brasileña en el Mundial del '70, y de haberlo entrevistado varias veces, la anécdota personal más entrañable data del 10 de mayo del '70...Yo conversaba con dos jugadores de aquella Selección, Brito y Rivelino, en la alberca del Hotel Parador San Javier, su concentración en Guanajuato, cuando Pelé apareció súbitamente; en vez de dirigirse a la parte del hotel en que estaban los periodistas brasileños, se sentó con nosotros y participó en una conversación que yo conseguí dirigir hacia los temas que podían tener interés periodístico. Dos horas después, cuando el brigadier Jerónimo Baptista Bastos, jefe de la delegación brasileña, anunció que con Pelé, durante el Mundial, habría una entrevista colectiva a la semana, pero no exclusivas, dije para mis adentros: -Tarde piaste, pollo pelón. Por supuesto, la entrevista se publicó en Guadalajara, en México, y en varios periódicos de todo el mundo. Gracias por todo Pelé. Descansa en paz.