De los desplazados por la violencia en Jalisco, que sin duda significó una escalada a niveles extremos y nunca vistos en nuestra Entidad, empezamos a hablar y a consignar aquí desde mayo del 2021, cuando pobladores de al menos ocho localidades del municipio de Teocaltiche dejaron sus patrimonios porque sus comunidades se convirtieron en campo de batalla de las milicias del cártel Nueva Generación y del cártel de Sinaloa.Como si se tratara de un temblor o un incendio, la autoridad municipal y las parroquias de comunidades aledañas tuvieron que abrir albergues para recibir el éxodo de vecinos que huían luego de explosivos y sangrientos enfrentamientos entre los sicarios que dejaban a estos poblados, como por ejemplo El Saucito, como verdaderas zonas de guerra, con muertos esposados, decenas de vehículos quemados o balaceados, incluidos algunos con blindaje artesanal conocidos como “monstruos”, ganado muerto en la refriega y casas incendiadas.Eso fue en la región Altos Norte, donde siguen siendo frecuentes las refriegas de los grupos de la delincuencia organizada, pero también en el municipio de Tequila, en la localidad de Los Naranjos, se registraron desplazamientos en noviembre del año pasado, al igual que en Quitupan, municipio vecino de Santa María del Oro, que desde la semana pasada fue noticia nacional, justo por cómo grupos del crimen organizado obligaron a los moradores de comunidades como Zicopo, El Carrizo y Panales, entre otros, a salir de sus casas y abandonar sus pueblos, registrándose otro punto de desplazamiento de población, como pasa en los países en guerra.Luego de que el valiente párroco de esa región, José Luis Segura, difundiera es sus redes sociales que los grupos criminales han sembrado minas terrestres que han explotado, dañando patrullas militares en estos poblados que colindan con Michoacán, buscamos a la alcaldesa priista de Santa María del Oro, Guadalupe Sandoval Frías, para que nos contara en radio cuál era la situación luego de que el Gobierno estatal asegurara el miércoles pasado que los pobladores empezaban a regresar a sus comunidades.Por la crisis del caso, no pudimos contactar con ella, pero sí con Antonio Padilla, dirigente interino del PRI Jalisco, quien denunció que la presidenta municipal ha tenido que estar enfrentando sola y sus ocho policías municipales que sólo cuentan con dos armas, el asedio del crimen organizado, y que efectivamente le confirmó que las mafias han sembrado explosivos en las comunidades donde hubo desplazamientos de población. Ninguna autoridad federal ni estatal le han llamado para ofrecerle apoyo, me aseguró ayer Padilla en la segunda emisión de Líder Informativo en el 91.9 de FM. Por eso Guadalupe es la alcaldesa que sufrió en solitario y atestiguó sin ayuda el éxodo de pobladores de estas comunidades que no gobierna ella ni nadie, bueno sí, el narco. jbarrera4r@gmail.com