Estamos en una crisis que no tiene parangón con ninguna otra que nos haya tocado vivir. No hay, tampoco, por lo menos no en el pasado cercano, un referente histórico que nos permita comparar y aprender. Vivimos, específicamente en Jalisco, un momento convulso, confuso, violento y enrarecido, a niveles tales que somos “nota” internacional. La situación es tan grave que motivó una condena de la Oficina de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas “a la muerte en custodia de Alejandro Giovanni López Ramírez” (http://hchr.org.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=1461:la-onu-dh-condena-la-muerte-en-custodia-de-alejandro-giovanni-lopez-ramirez-en-jalisco&Itemid=265), el joven que fue detenido y asesinado en Ixtlahuacán de los Membrillos, un municipio ubicado a 41 kilómetros de distancia de Guadalajara, la capital de Jalisco. Murió entre el 4 y el 5 de mayo, pero hasta esta semana se dio a conocer a través de un medio cuya dirección electrónica indica que se ubica en Estados Unidos.Es grave que haya sucedido mientras estaba en custodia, independientemente de las razones que los elementos de la Policía hayan tenido para detenerlo; es grave, si la causa fue que no usaba cubrebocas como han declarado sus familiares, testigos de la detención; es grave, porque no se dio a conocer en su momento; y es grave, porque la manifestación que inició el jueves 4 de junio, en términos pacíficos, no estuvo custodiada por elementos de la Policía estatal aun cuando después se dijo que había gente que no era de Jalisco enviada con fines oscuros a desestabilizar y dañar al Estado. Es grave, porque primero el gobernador señaló directamente al Presidente de México y al día siguiente, que siempre no, incluso afirmó que estaba convencido de la bondad de Andrés Manuel López Obrador (aquí insisto en la necesidad de un vocero para medir y calcular reacciones y posturas).Para quienes estamos aquí, el ruido en torno a este caso, más las desviaciones que se han urdido (como afirmar en redes que un joven estudiante del ITESO, Luis Ángel Oseguera, fue quien prendió fuego al policía aunque es evidente que no fue así), más las angustias, la incertidumbre y el hartazgo causado por la pandemia y el obligado y prolongado confinamiento resultado de un incremento inusitado en la Zona Metropolitana de Guadalajara de casos activos y porcentajes de ocupación hospitalaria, es estridente, ensordecedor y muy injusto. No se puede simplemente voltear para otro lado, pero sí hay muchas cosas que como ciudadanos podemos hacer.Propongo varias, a su consideración:1.- No perder de vista que estamos en medio de una pandemia, que no saldremos pronto de ella y debemos cuidarnos, extremar precauciones de hecho, dadas las tendencias en Jalisco (recientemente se detectó un brote en el Mercado de Abastos y la semana pasada fuimos el Estado con el mayor crecimiento en casos activos en una semana con 88% de aumento). Estamos en semáforo rojo, sólo se permiten actividades esenciales y para quien tenga que salir porque no se puede de otra manera, sana distancia e higiene, por favor, evitar aglomeraciones lo más posible.2.- Buscar información de calidad, discriminar y evitar la manipulación a toda costa. Reflexionar en torno a motivaciones y móviles de los actores políticos; prácticamente convertirnos en analistas de discursos, lectores de actitudes y puntuales observadores de la realidad que nos circunda, única y exclusivamente para mantenernos a salvo. Sé que no es fácil, pero es posible hacer un esfuerzo y salir enriquecidos con este ejercicio.3.- Exigir, en la medida de nuestros espacios, decisiones y posibilidades, #JusticiaParaGiovanni; exigir un alto al discurso de confrontación que se ha practicado en Jalisco desde el gobierno, con más fuerza en el contexto de la pandemia; exigir una mayor presencia de los presidentes municipales, como la autoridad más cercana, en función de mantener la disciplina del confinamiento y la sana distancia; exigir claridad y certeza, transparencia y honestidad, integridad, en el manejo de la información relativa a la pandemia y con respecto al lamentabilísimo y reprobable caso de Giovanni; exigir que se pondere, por sobre cualquier interés o aspiración político-electoral en los años por venir, el bienestar y tranquilidad de los jaliscienses. 4.- Y, por último, guardar un minuto de silencio por Giovanni, un minuto de silencio por los cientos y miles de muertos por COVID-19 y otras enfermedades; y un minuto de silencio en apoyo a los jóvenes que por ser jóvenes son criminalizados y descalificados en sus manifestaciones.(lauracastro05@gmail.com)