Parece un premonitorio suceso de la vida actual, la narración cinematográfica del individuo inspirado y guiado por su intención de procurar castigo al individuo que, todo lo contrario a la paternidad sublime, irrumpe en las aulas con intención de violentar la tranquilidad en el recinto educativo en el que los infantes reciben los principios del buen comportamiento.El contraste sentimental es evidente y los hechos van marcando las diferencias: John Kimble es el obstinado detective (Arnold Schwarzenegger), tras el rudo narcotraficante Cullen Crisp, evasor perseguido por la justicia acusado de homicidio, que trata de eludir por el testimonio potencial de su esposa Joyce, (Penelope Ann Miller) empleada en aquella guardería infantil, donde convive con el hijo, un pequeño que desempeña genial actuación, ésta bajo la dirección de Richard F. Mays.El detective gana simpatía en aquella comunidad en una combinación genial de ternura, juegos y disciplina con la anuencia de la modesta directora que contempla con agrado su comportamiento. Pero el delincuente persiste en su propósito tratando de validar su calidad de padre, aunque sin gozar del aprecio del pequeño de quien tiene desconocimiento y rechazo.Entre bromas y verdad se desarrolla la comedia con persecución por parte del detective en el kínder tras el delincuente, quien expone su capacidad perversa con dechado de su posible propósito de crueldad extendida a su propio hijo sin lograr el convencimiento por él deseado, llegando al extremo de provocar el incendio en la biblioteca del colegio para crear la confusión y salir con su hijo en brazos, prácticamente secuestrado por su padre, del que se salva y elude con la leve y efectiva de una pequeña ardilla que tiene como mascota.Un detective en el kinder entretiene y logra el fin de divertir.Dios nos guarde de la discordia.