Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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Un buen abrazo

Por: Pablo Latapí

Un buen abrazo

Un buen abrazo

Ah cómo hace falta una buena sesión de abrazos....................................... Salvo a mi mujer (afortunadamente no hemos perdido la costumbre) y un par de amigos, que al calor de un reencuentro nos hemos dado un buen abrazo (entendiendo que ellos como yo nos cuidamos de los contagios), hace falta ese andar repartiendo abrazos como una de las manifestaciones de afecto más importantes de nuestra cultura.

En nuestra conferencia sobre WiFi Emocional, uno de los momentos cumbre es cuando precisamente después de proyectar un video sobre la bondad espontánea invitamos a todos los asistentes a abrazarse con quien tienen en ese momento al lado, lo conozcan o no.

Es un gran momento porque esos abrazos detonan ahí mismo esa fuerza que acompaña al WiFi Emocional y que puede modificar para bien el entorno de una manera asombrosa.

Y se percibe ahí mismo, en el salón.

Y es que muchas cosas pasan cuando nos damos un abrazo.

Analícelo.

En primero lugar, hacemos contacto físico y visual. El primer movimiento es estrecharnos las manos mirándonos a los ojos.

Acto seguido nos acercamos y nos abrazamos.

Los corazones quedan frente a frente. Qué fuerte.

Y después los golpecitos en la espalda mientras hemos perdido el contacto visual y nos abandonamos a las sensaciones. El apapacho.

Puede durar muy poco un abrazo, quizás apenas unos segundos, pero es un poderoso intercambio de buen afecto que inmediatamente nos deja una sensación de bienestar.

No tiene pierde.

Y así como hay culturas que difícilmente buscan el contacto físico (los anglosajones por ejemplo), nosotros los mexicanos somos exageradamente afectos al apapacho y a las muestras físicas de afecto.

Y un abrazo es un buen ejemplo.

Cuando ofrecimos una conferencia para los internos del penal de Puente Grande, Jalisco, ellos y nosotros agradecimos el quitar prejuicios y repartirnos abrazos como si todos fuésemos viejos camaradas en un reencuentro.

Puede durar muy poco, quizás apenas unos segundos, pero es un poderoso intercambio de buen afecto que inmediatamente nos deja una sensación de bienestar

Fue como un momento de libertad, nos dijeron.

Y es que la pandemia y la sana distancia nos han restado los abrazos y pesa su ausencia.

Insistiendo en algo que hemos dicho, que de alguna forma quienes tenemos buenos hábitos y nos cuidamos con cubrebocas, lavado de manos y que evitamos sitios de aglomeraciones ya hemos desarrollado una cierta inmunidad a cantidades pequeñas del virus, podríamos empezar a probar darnos abrazos.

Poco a poco, y considerándolo tan importante como otras actividades de la Recuperación Emocional.

Ayuda a fortalecer nuestro tramado social.

Saque cuentas y estará de acuerdo conmigo en que hacen falta los abrazos, unas buenas sesiones de abrazos.

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