Se han abordado muchas dimensiones de la venta del avión presidencial a Tayikistán, un diminuto y joven país en Asia Central, vecino de Afganistán y China. La dimensión financiera: ¿dónde está el negocio en vender un avión de lujo, tuneado, por debajo de su costo y endeudado? La dimensión política: el avión como un símbolo de opulencia del pasado y electoralmente rentable. Sin duda, esta lectura enciende a una oposición sin ideas ni imaginación para criticar esa obviedad. El uso político del avión presidencial durante cuatro años resulta tan evidente que, ante la abrumadora realidad, se requieren nuevas formas y dispositivos (ideas, palabras, metáforas) para denunciar y transmitir esa villanía a la gente. La dimensión filosófica-existencial: ¿cómo es que vendimos un avión que ya habíamos rifado? Una paradoja que me recuerda un divertido experimento verbal que dice que “las peras son peras excepto cuando son manzanas”. Incluso la dimensión fantástica: imagínense que los medios de Tayikistán destacaron que AMLO, “el Robin Hood Mexicano” -así lo llamaron- vendió el avión a su Presidente Emomali Rahmon como parte del programa para regresar al pueblo los bienes saqueados por anteriores gobiernos. Lo sé porque traduje del tayiko al español una noticia de un medio de Tayikistán. La nota también destaca que México tiene una economía 150 veces más fuerte. Naturalmente no lo dicen en tono de queja contra su Presidente, en realidad dictador, que lleva 30 años en el poder.En la versión de la cuatroté, un despliegue de lujo y exceso como el avión presidencial deriva en un acto de justicia simbólica y restitución del principio de austeridad republicana. Lo cual es cierto, pero su valor simbólico no exime este gesto de su valor político, instrumental y moralino. Justo me detengo en este último punto, en mi opinión poco abordado: la dimensión moral de la venta del avión presidencial a Emomali Rahmon, dictador desde 1994 de Tayikistán. Se trata de un pequeño país de 10 millones de personas, rodeado de montañas y empobrecido por la corrupción y el saqueo de minerales y piedras preciosas, en lo que basa su economía. Vender el avión presidencial a un tirano que encabeza un Gobierno antidemocrático, ¿esto no contradice la supuesta rectitud moral de AMLO, pues el respeto a los principios democráticos lo obligan a deshacerse de un fastuoso avión, pero son los mismos principios democráticos que, violados por Emomali Rahmon, le permiten a este último comprarlo? No lo sé, Rick. jonathan.lomelí@informador.com.mx